TEÚL DE GONZÁLEZ ORTEGA. El domingo primero de mayo inició la celebración a la Santa Cruz, que la gente de esta demarcación lleva a con devoción durante tres días. No se trata de folclor o de un espectáculo, es un acontecimiento religioso popular.
Algunos de los más creyentes visten el ajuar del danzante, el cual requiere tiempo, esfuerzo y creatividad, que brindan con gusto cada año por esta imagen católica.
El 3 de mayo el pueblo mexicano funde dos culturas en una tradición, la indígena y la cristiana. En el Teúl, la gente venera a la Santa Cruz de dos maneras, la privada y la pública.
En el interior de los hogares, pequeñas cruces de madera son adornadas con flores de papel de china, se ubican en un altar y se rezan novenarios.
Esto sucede en la casa de don Cruz Manuel Jacobo Doñate, quien también es el violinista de la danza, y ejecutante de más de 15 sones originales, compuestos por antiguos teulenses.
La veneración pública comienza con las danzas, que avanzan por las calles de la cabecera municipal y en ciertas casas se detiene para recoger las cruces adornadas; luego, la verbena y la convivencia continúan hasta el parque Las Gradas.
Los católicos hacen nueve rosarios antes del 3 de mayo, uno por día; de manera simbólica evocan la cruz donde clavaron a Jesús, la cruz de la vida; vuelcan sus dificultades y sueños al pie del madero y piden el auxilio del dios en el que han depositado toda su fe.