Fresnillo.- Un pequeño estéreo y un trozo de alambre al rojo vivo calentado en la estufa de su hogar fueron los inicios del oficio que ha marcado la vida de José Trinidad Ramírez, quien desde los 18 años se ha dedicado a reparar televisores, amplificadores y modulares.
Recordó que desde niño tenía curiosidad por saber cómo funcionan los aparatos electrónicos, por lo que en sus tiempos libres los abría para tratar de entenderlo.
“Aprendí que echando a perder se aprende pues me la pasaba experimentando con mis cosas para tratar de repararlas”, comentó.
Detalló que durante su búsqueda encontró la oportunidad de aprender a fondo este oficio cuando lo contrataron en un negocio que se ubicaba sobre la calle García Salinas, a un costado de los Portales de Lizaola, donde laboró por 10 años, aproximadamente.
Con el paso del tiempo optó en poner su propio negocio sobre la avenida Enrique Estrada, el cual se ha convertido en uno de sus mayores logros.
“Para mí es un motivo de orgullo haber aprendido un oficio que me apasiona y del cual he sacado adelante a mi familia después de no tener una noción de cómo se realizaba; me llena de alegría ver que mi hijo pequeño comienza a abrir los televisores y a experimentar”, narró.
Razón por la que detalló que espera dedicar el tiempo que le resta de vida a esta actividad y que su hijo siga sus pasos.