Fresnillo está por encima de la media nacional en la práctica de cesáreas, informó José Antonio Orozco Galván, director del Hospital de Zona 2 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Mensualmente en los hospitales General de Fresnillo y de Zona 2 del IMSS se atienden 698 eventos obstétricos, de los que, en promedio, 227 son cesáreas.
El funcionario consideró que esta situación se debe a que se abusa de la práctica de las cesáreas por parte de los médicos, además de otros factores relacionados al embarazo.
Es en el hospital del IMSS donde el número de cesáreas que se practican es mayor, pues de los 240 eventos obstétricos que atienden al mes, 40 por ciento es por este método.
“Es alto el índice de cesáreas que se practica, pues la media nacional nos refiere que debe ser menor a 30 por ciento”, complementó.
Mientras que en el Hospital General de Fresnillo, por mes son entre 458 y 541 eventos obstétricos, de los que 25 por ciento es cesárea, cantidad que Jaime Burciaga Campos, director del nosocomio, consideró que los mantiene dentro de los parámetros recomendados.
Los factores que influyen para que un menor nazca vía abdominal es que sea un embarazo de 41 semanas, pues lo ideal es que sean 40, patologías, como eclampsia y preeclampsia, que la mujer sea baja de estatura y tenga una pelvis estrecha, que el bebé tenga el cordón umbilical enredado, cardiopatías, que el menor pese más de cuatro kilogramos, entre otros que ponen en riesgo la vida tanto de la madre como del menor.
Orozco Galván expuso que otra causa que influye es la falta de planificación familiar, pues existen casos en los que la mujer al poco tiempo de que da a luz a través de una cesárea se vuelve a embarazar, antes de un año, y con el objetivo de evitar una complicación que pongan en riesgo su vida se debe proceder de nueva cuenta a un parto vía abdominal.
“Vemos un fenómeno muy cruel, una señora se nos va de aquí con una cesárea, no acepta método de planificación familiar y al año siguiente de nueva cuenta la tenemos para dar a luz y esta situación la condiciona a una cesárea”, reiteró.
El que las mujeres tengan un periodo intergenésico corto, es decir, el tiempo que se dejó pasar entre un embarazo y otro, representa un riego, ya que esto puede traer repercusiones, como sangrados, hemorragias, desgarres uterinos y que el menor nazca de manera prematura.
Aunque la cesárea es una cirugía, hay mujeres que no la conciben como tal o la consideran como una cirugía menor, lo que es falso, pues es una intervención mayor y que como tal se deben tener los cuidados necesarios; además, el médico señaló que a diferencia de un parto natural, la recuperación de la mujer que se alivia por cesárea es más tardada.
Al nacer el menor vía vaginal, la mujer a los 40 días ya tiene la capacidad de reintegrarse a 100 por ciento a sus actividades, mientras que la recuperación de una cesárea dura entre dos y tres meses.
Orozco Galván explicó que la práctica de una o varias cesáreas puede traer repercusiones a corto o largo plazo; en el primero de los casos, la mujer es más propensa a hemorragias posteriores al alumbramiento, debido a que el útero no se contrajo de la misma manera o incisiones anómalas a la matriz, lo que puede causar la muerte.
Las afectaciones a largo plazo son las adherencias abdominales y el acretismo placentario; en la primera, explicó el especialista, al ser las cesáreas liberadoras de sangre en gran cantidad, parte de ella se va hacía la cavidad abdominal, lo que ocasiona que los intestinos se adhieran entre ellos o con otros órganos, lo que a futuro genera oclusiones intestinales, de ovarios o trompas de Falopio, incluso, embarazos fuera de la matriz.
El acretismo placentario se refiere a que la placenta se adhiere a la parte muscular del útero, lo que puede provocar que sea necesario extraer la matriz, problema que es más común en mujeres que tienen más de dos o tres cesáreas.
La práctica de las cesáreas es más común en madres adolescentes o que tienen más de 40 años, expuso Orozco Galván.