El derecho a la información de niños y adolescentes para saber si un producto que se disponen a consumir es o no saludable es el que más se viola en el ambiente obesogénico y de la publicidad, afirman las especialistas Issa Luna y Mónica González.
Al presentar el libro Los derechos de los niños y niñas en México frente al ambiente obesogénico, ambas especialistas coincidieron en que el País se encuentra rezagado en materia de protección de los consumidores infantiles frente al bombardeo constante de publicidad que promueve el consumo de productos no saludables, lo que crea un ambiente nocivo para la salud.
El principal derecho que se viola en el ambiente obesogénico, explicaron, es el acceso a la información, por lo que los consumidores infantiles opten por alimentos hipercalóricos poco nutritivos y con alto contenido de grasas, azúcares y sal.
El ambiente obesogénico es todo el contexto que permite que niños y adolescentes estén en contacto con alimentos ricos en grasas, sodio y azúcares pero bajos en nutrientes, indicaron las expertas.
“El derecho a la información de los niños y adolescentes está garantizado en México y establece que no serán sujetos de engaños, que la información que se les proporcione debe ser necesaria para que tomen una decisión.
“(Sin embargo), la publicidad de los alimentos que conllevan a una dieta no saludable utilizan técnicas de engaño para poder llegar a ellos sin que los niños estén conscientes de las cantidades de azúcar, de grasa y de sodio que están consumiendo. Se les ponen caricaturas, un personaje ficticio que los invita a consumir esos productos”, apuntó Issa Luna.
Esta mercadotecnia, continuó, tiene un impacto directo en la salud de la población infantil acelerando problemas de obesidad, cardiovasculares y de diabetes, principalmente.
La prevalencia nacional de sobrepeso y obesidad en niños y adolescentes, recordaron las autoras en el libro, fue de 34.4 por ciento en 2012. Esta cifra en edad escolar representa más de 5 millones de menores con sobrepeso y obesidad.
Por lo anterior, subrayaron, se deben emprender acciones de prevención, de cumplimiento a la ley y de vigilancia por parte del gobierno mexicano.
“La siguiente ruta tendría que ser que el sistema de salud mexicano tomará una política pública para respetar el derecho a decir de los niños y adolescentes. La ruta sería empezar en las escuelas con un mecanismo de observación de cumplimiento de los lineamientos para la no publicidad engañosa”, añadió Luna.
Asimismo, coincidieron, se requiere continuar regulando la publicidad dirigida a menores de edad.