Zacatecas.- Los jóvenes de México que han terminado sus estudios se rehúsan a “dejar el nido” y buscar su independencia, pues prefieren seguir viviendo en casa de sus padres, a pesar de, incluso, tener una familia por ellos mismos.
Alejandrina Varela Luna, directora del Instituto de la Juventud del Estado de Zacatecas (Injuventud), informó que el promedio de edad en la que los jóvenes se independizan de su hogar paterno, tanto en el estado como a nivel nacional, es a los 28 años.
Aseguró que el factor principal para que sea esta edad en que inicie una independización es la falta de solvencia económica, así como la comodidad de vivir bajo el cobijo de sus padres.
Asimismo, la falta de una vivienda propia al terminar una preparación profesional es el primer impedimento para que un joven salga de casa de sus padres, ya que al rentar, inician los problemas económicos.
A su vez, la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), refiere que otros de los factores para la tardía independización de los jóvenes es que a esta edad concluyen sus estudios profesionales, por lo que consideran que una alternativa cómoda para continuar con una maestría o doctorado es permanecer en la casa familiar.
La Condusef recomienda a los jóvenes que deseen buscar su independización rentar un departamento se entre varios amigos para aligerar la carga en el gasto mensual o incluso solicitar una beca de estudios para tener un respaldo con las colegiaturas.
También aconseja que, a pesar de la estabilidad que se tiene con sus padres, los jóvenes deban tener perspectivas de crecimiento, como conseguir un empleo para acceder a prestaciones de crédito de vivienda o ahorro para el retiro, además de obtener experiencia laboral.
Migrar para independizarse
Por otra parte Alejandrina Varela Luna, mencionó que los jóvenes que buscan su independización en los estados, hacen a través de la migración, ya que tienen una visión de crecimiento más amplia y buscan salir de la entidad, sobre todo a otros países, en busca de nuevas oportunidades.
Desde el punto de vista del psicólogo clínico Ricardo Arturo Escobar Gamboa, con especialidad en terapia de pareja y familia: “existe una variedad de factores sociales culturales y familiares para que un joven realice su independización y deje la casa de sus padres”.
Uno de estos factores es el aumento a la esperanza de vida, por lo que los procesos educativos se hacen más lentos y especializados, lo que se convierte en una licencia para vivir en casa de los padres.
Culturalmente, en el país, la única manera de salir de la casa paternal es al casarse o para salir a estudiar fuera, a diferencia de los jóvenes de Estados Unidos, quienes a los 18 años salen casi por obligación, para no regresar, sin tener un compromiso o sin haber terminado una carrera profesional.
Escobar Gamboa puntualizó que, en Zacatecas, los jóvenes se quedan en casa de sus padres para seguir con su preparación académica, y que con esto escapan al matrimonio y a la promoción de los vínculos familiares.
Puntualizó que “la juventud de hoy en día tiene una dinámica de mínimo esfuerzo, donde se vive aceleradamente y no se quiere invertir trabajo, fuerza en algún proyecto, porque se está acostumbrado a que todo se les da”.
El especialista detalló que el que los hijos no dejen la casa de los padres, afecta al proceso de la familia, ya que se deben vivir diversas etapas y cambios, y al no separarse hijos y padres, se produce una crisis.
“Los padres vuelven a preocuparse por el hijo; siguen estando al pendiente de sus actividades, comienzan a cuidar de sus nietos”.
Finalmente, refirió que la edad idónea, según la madurez neurológica, para independizarse, es al término de los estudios universitarios, es decir entre los 24 a 25 años, cuando se cuenta con una madurez para tomar decisiones e iniciar una independencia.
Prefieren soportar por comodidad
José Rodríguez y su esposa Claudia Aguilar compartieron que para ahorrar, a pesar de contar con cuatro años de vivir juntos, prefieren seguir viviendo en casa de la suegra.
“El espacio es poco porque compartimos las áreas. Sólo tenemos un cuarto para nosotros y nuestra hija, pero si viviéramos solos quizá no pudiéramos ni pagar la renta; aquí no pagamos servicios ni renta esos nos ayuda a gastar menos”.
Sin embargo, la falta de privacidad y los problemas con el hermano de ella son recurrentes, según José, “sólo lo ignoro y no salgo del cuarto. Cuando ya no los aguanto me voy con mi mamá y ya regreso hasta la noche para no aguantarlo. Es más barato aguantar que pagar una renta y hacerme cargo de una casa, la verdad”.
Por su parte, Monserrat Contreras, joven de 25 años, narró: “Vivo con mi mamá porque no quiere que me vaya, la verdad. He intentado irme de la casa ya como cuatro veces. Las primeras veces se puso mal plan y me encerró, para que no me fuera, y estas últimas dos veces que le dije que ‘ya cámara’, me dijo que no, que para que quería irme sola donde no me iban a tener comida, donde iba a sufrir sin dinero y que mejor yo aportara más dinero a la casa. Entonces ahorita estoy en ese punto. Claro que le estoy buscando y todo, pero a veces es más la comodidad que ya me ofreció sin pagar tanto como lo haría en una casa rentando yo sola”.