CIUDAD DE MÉXICO. Tres mexicanos acusaron ser abandonados en Italia por la empresa Costa Cruceros y posteriormente por las autoridades italianas, luego de que fueron desembarcados en ese país del crucero Costa Luminosa en medio de la crisis por el Covid-19.
En un video difundido en redes sociales, la familia De Alba Calonje explicó que embarcó el 5 de marzo en el crucero y que luego de que se detectó a una pareja con síntomas del nuevo coronavirus, la cual fue evacuada en Puerto Rico, al barco le fue negado tocar tierra durante 20 días.
Tras casi 20 días de intentar llegar a puerto sin éxito, el 22 de marzo, las autoridades de Italia permitieron al crucero desembarcar a los pasajeros en Savona, Italia.
Los 180 viajeros fueron trasladados por las autoridades italianas en autobuses a un hotel a las afueras de Roma, donde han permanecido desde entonces.
«Nos trajeron a un hotel a las afueras de Roma, estoy muy preocupado porque nos trajeron al epicentro de la pandemia. Se nos informó al embarcar que íbamos a terminar el crucero en Marsella, pero no fue así», afirmó Guillermo De Alba en el video.
Su esposa, Teresita Calonje, detalló que están encerrados en una habitación de 30 metros cuadrados y que el personal del hotel les deja comida afuera del cuarto en bolsas de plástico.
«Todos somos pasajeros del crucero Costa Luminosa. Estamos haciendo cuarentena junto con otras 180 personas de otras nacionalidades», señaló la hija de ambos, Guadalupe De Alba Calonje.
En entrevista con REFORMA, Guillermo De Alba Calonje, hijo de la familia, quien se encuentra en Playa del Carmen, aseveró que 11 mexicanos están en ese hotel.
Indicó que aunque han tenido contacto con el Embajador de México en Italia, Carlos García, quien ha estado pendiente, no se ha logrado mucho por los connacionales.
«Siento que están bastante agarrados de las manos porque la situación en Italia se está saliendo de control», manifestó.
«Cuando los bajaron del barco no sabían a dónde los iban a llevar. El trato del personal del hotel es muy déspota», añadió.
Por: Isabella González