La comunidad artística de Zacatecas atraviesa por un momento de incertidumbre, tanto por las limitaciones que representa la pandemia de la COVID-19, como por la falta de atención de las autoridades culturales con las que hasta el momento no ha habido un acercamiento.
Así lo explicó Jael Alvarado, integrante de la asociación No Vivimos del Aplauso, la respuesta en Zacatecas al movimiento nacional formado a finales del 2019 para darle representatividad al gremio artístico ante el Estado.
En entrevista, la periodista, locutora, escritora y actriz de doblaje, comentó que actualmente la comunidad ha intentado trabajar en el impulso de las diferentes disciplinas a través de circuitos autogestivos, “para no estar dependiendo tanto de los apoyos que da el sistema”, de los que hasta el momento han sido casi nulos.
“Estamos en esta incertidumbre de qué va a pasar con la nueva gente que está al frente del Instituto Zacatecano de Cultura. Estamos en la incertidumbre de si va a haber festivales, de qué actividades vienen o qué alternativas van a proponer para los artistas zacatecanos”, comentó.
Jael Alvarado recordó que, aunque la asociación participó en las mesas de trabajo para el diseño de la Ley de Cultura del Estado de Zacatecas, que fue aprobada en la pasada Legislatura y de la que en su tiempo celebraron que las demandas de los artistas fueran escuchadas, ésta finalmente tampoco ha sido de gran ayuda.
“Si las opciones de financiamiento para la cultura siguen estando supeditadas al Ejecutivo estatal y estén tan fiscalizadas, y tan restringidos los apoyos, pues no se puede hacer gran cosa”, reprochó Jael Alvarado.
Tanto la falta de apoyos, como la crisis sanitaria que se vive, también han hecho difícil la posibilidad de organización del gremio artístico, “que si nos ponemos a exigir, nos van a poner a competir entre nosotros por ello. Y eso es muy desgastante”.
“Nosotros entendimos que la manera de conseguir las cosas era con unión. Pero lo que vemos es que las circunstancias, al menos la pandemia, no te da muchas opciones de organización y de trabajo. Sí te limita mucho”, explicó la también creadora visual.
Comentó que a raíz de la difícil situación financiera que se vive en la comunidad, muchos de sus integrantes decidieron hacer una pausa en sus proyectos artísticos para enfocarse a tratar de subsistir de sus trabajos formales, e incluso de unirse a proyectos políticos.
Aunque reconoció que si bien No Vivimos del Aplauso ha perdido su fuerza, aún permanece activa en redes sociales y entre sus integrantes, quienes mantienen su llamado a que “las autoridades puedan dar todas las facilidades para el desarrollo cultural en cuanto la pandemia lo permita”.
“Nosotros pedíamos que nos pusieran más o menos blandito el camino, porque queremos regresar a las actividades, pero que también se haga de la manera lo más favorable posible. Y también, de la manera más segura posible para nuestra salud”, finalizó.