Cientos de fieles acudieron este Miércoles de Ceniza a la Catedral Basílica para celebrar la misa con la que da inicio la cuaresma.
En punto de las 12 horas, el obispo Sigifredo Noriega Barceló inició la eucaristía con un mensaje de esperanza para este periodo que es de suma importancia para los católicos y que este año se vive en un clima de violencia y en pandemia.
Monseñor refirió que esta cuaresma tendrá la tonalidad especial para que sea de reflexión y de compromiso por la paz.
“Queremos que sea la cuaresma un camino de conversión que tenga como efecto que podamos vivir mejor. Va a depender de la conciencia de la libertad de las personas, pero como iglesia nos hemos comprometido a aportar lo nuestro desde las celebraciones, las reflexiones cuaresmales, las motivaciones que vayamos aprovechando de los medios que tenemos a nuestro alcance”, detalló.
En esta ocasión, por instrucciones del departamento que se ocupa de la liturgia en México, se decidió que la ceniza no se aplicaría en la frente, por lo que, con el objetivo de evitar el contacto físico, se esparció un poco en la coronilla, haciendo la señal de la cruz.
El obispo hizo énfasis en la importancia de reactivar la tradición del Miércoles de Ceniza, ya que considera que también reactiva la espiritualidad “que a final de cuentas es el motor de nuestra vida, la motivación, lo que nos ayuda a levantarnos si caemos, lo que nos ayuda a pensar en grande”.
Puntualizó que las prácticas de cuaresma, como el ayuno, la limosna y la oración “considero que es muy importante porque para mucha gente el Miércoles de Ceniza es la única vez que vienen aquí, es importante reactivar estas tradiciones que el pueblo ha ido creando”.
Recordó las devociones que nacen de los momentos difíciles, casi siempre en momentos de epidemias “son creatividades de las personas, en momentos difíciles es cuando más se identifican con el sufrimiento de Cristo”, refirió.
Noriega Barceló destacó que todas las celebraciones programadas se llevarán a cabo con las debidas restricciones.