JEREZ DE GARCÍA SALINAS. A un día de la balacera que provocó el temor entre las familias jerezanas la mañana de este viernes, en las colonias de la cabecera municipal de Jerez todo parece desolado.
Lo anterior ante el miedo causado por el repentino aumento de la violencia en la cabecera municipal y que, como en todos lados donde reina la inseguridad, los habitantes poco a poco se van acostumbrando.
“Nos da miedo, pero como nosotros no vivimos en ese mundo”, dice como consuelo y resguardo la encargada de una tienda de abarrotes a unas cuadras del edificio que fue baleado el viernes y en cuya fachada permanecen las marcas de los balazos como un triste recordatorio de la fuerza del ataque, que aunque no dejó víctimas mortales, sí la incertidumbre de un futuro seguro.
Mientras tanto, en el Jardín Rafael Paz ya luce repleto y la actividad en las cantinas del Centro ya es notoria para animar los felices y representativos fines de semana en este Pueblo Mágico.
El alegre paseo de un grupo de charros acompañados por la tambora, mientras familiares y amigos de una pareja de novios recorren el jardín y toman fotografías son solo algunas de las escenas que harían creer a cualquiera que Jerez vive en paz.
Sin embargo, tres unidades de la Guardia Nacional vigilando estrictamente, así como el temor de algunos músicos y boleros por hablar sobre lo sucedido son las huellas de uno de los acontecimientos más siniestros que haya ocurrido en este colorido pueblo.
“¿Qué nos queda?, pues nomás encomendarnos a nuestro Padre Dios”, comenta uno de los boleros que ve la fiesta que se realiza a los alrededores del jardín y que coincide en que los jerezanos se han ido acostumbrado a la violencia, porque “finalmente, la gente tiene que salir a hacer sus cosas”.
“Tenemos que salir a trabajar, sino no comemos. Tenemos aquí que echarle ganas y ya cuando oímos balazos que digas ‘están aquí cerquita’, pues uno lo que hace es mejor irnos a la casa para evitar un peligro”, dice el muchacho, quien recordó el Jerez de antes, en donde no se salía con miedo a sus calles.