VALPARAÍSO. En un sentido y emotivo homenaje realizado en la Plaza Principal, autoridades municipales y familiares despidieron con honores a la comandante Genoveva Conchas Hernández y al oficial Antonio Rosales Cruz, quienes perdieron la vida en cumplimiento de su deber.
Pasadas las 19 horas, el sonar de las patrullas anunció la llegada del convoy de honor proveniente de Fresnillo, en el que participaron varias unidades de la corporación y de la Guardia Nacional (GN) para escoltar los vehículos que traían los cuerpos de los uniformados caídos.
Mientras que en la Plaza Principal, en un silencio casi sepulcral, los deudos de los oficiales, el cuerpo de cabildo, de la administración municipal y pobladores de Valparaíso esperaba el cortejo de patrullas.
Los compañeros policiacos de Genoveva y Antonio trasladaron los féretros de madera, adornados con una Bandera Nacional y un arreglo floral, a un escenario, que estaba preparado para el arranque oficial de feria.
Sin embargo, el lugar se vistió de luto en vez de fiesta, pues la escenografía era una lona, a manera de moño negro gigante, frente a la que había una sobria cruz de madera con los nombres grabados de la comandante y el oficial.
Los féretros se colocaron en una iluminada plaza, donde el dolor por la pérdida de los dos uniformados se percibía; mientras que la Banda de Guerra Los Halcones entonaba en son de duelo.
La ceremonia inició con una frase que heló la sangre: “si un día dejo de amar este uniforme, es porque seguramente también dejé este mundo”, para después pasar con honores a la bandera y entonar el Himno Nacional.
Los dos cuerpos de los elementos, que estaban asignados a la base de seguridad en San Antonio de Padua, enclavada en la sierra de Valparaíso, tuvieron tres guardias de honor: la primera, encabezada por el alcalde Eleuterio Ramos Leal y miembros del cabildo; la segunda por los directores de la administración; y la tercera por deudos y familiares. Para después ser trasladados a su lugar de origen, donde serían sepultados horas más tarde.
En un emotivo mensaje, el alcalde declaró luto municipal por la muerte de sus compañeros, “quienes lucharon para que Valparaíso fuera un mejor escenario y la sociedad, guardara mejores conductas”.
A sus familias les expresó su más sentido pésame, al igual que a la corporación que pasa por un momento de duelo y también al pueblo, por “el cobarde y artero homicidio de que fueron víctimas a manos de grupos delincuenciales y que lastimosamente es de los muchos que hemos padecido en Valparaíso y en este México complicado”.
Hasta siempre
La comandante Genoveva Conchas Hernández era originaria de Tenzompa, Huejuquilla El Alto, Jalisco. Ingresó a las filas de la corporación de seguridad de Valparaíso en 2016. Al momento de su muerte, era la única mujer con mando en la Policía Municipal y cambió su domicilio a la comunidad Santa Rosa de Lima, donde vivía con su esposo y sus cuatro hijos.
Antonio Rosales Cruz nació en 1965 en la comunidad San Antonio de Padua, Valparaíso. Se desempeñó como oficial de seguridad desde 1997 y era reconocido por su entrega y conocimiento del cargo hasta las 17 horas del pasado 2 de diciembre cuando, junto con Genoveva, encontró la muerte sobre la carrera a Huejuquilla, tras una emboscada por grupos delincuenciales.
Fueron sus propios compañeros de seguridad, quienes colocaron los féretros de madera, adornaron con la Bandera mexicana y un colorido arreglo floral, en una iluminada plaza donde el dolor por la pérdida se percibía, mientras la Banda de Guerra Los Halcones, en son de duelo, entonaban tambores y trompetas.
“Si un día dejo de amar este uniforme, es porque seguramente también dejé este mundo”, expresó el maestro de ceremonias al dar inicio al acto cívico en el que se hicieron honores al Lábaro Patrio y se entonó el Himno Nacional.
La comandante Genoveva Conchas Fernández era originaria de Tenzompa, Huejuquilla El Alto, Jalisco y había ingresado a las filas de la corporación de seguridad de Valparaíso en 2016; al momento de su muerte, se había avecindado en Santa Rosa de Lima, Cocula, Jalisco.
La única mujer con mando en el cuerpo de seguridad, dejó esposo y cuatro hijos.
Antonio Rosales Cruz, nació en 1965 en la comunidad San Antonio de Padua, donde se desempeñó como oficial de seguridad desde 1997 y era reconocido por su entrega y conocimiento del cargo hasta las 17 horas de este viernes cuando, junto con Genoveva, encontró la muerte sobre la carrera Huejuquilla tras una emboscada por grupos delincuenciales.
Ambos elementos, asignados a la base de seguridad en San Antonio de Padua, enclavada en la sierra de Valparaíso, tuvieron en su homenaje, antes de partir a sus lugares de origen donde serían horas más tarde sepultados, tres guardias de honor: la primera, encabezada por el presidente Eleuterio Ramos Leal y miembros del cabildo; la segunda, por los directores de la administración y la tercera, por deudos y familiares.
En un emotivo mensaje, el presidente Eleuterio Ramos declaró luto municipal por la muerte de sus compañeros, “quienes lucharon por que Valparaíso fuera un mejor escenario y a la sociedad, guardara mejores conductas”.
A sus familias, expresó su más sentido pésame, al igual que a la corporación que pasó también su momento de duelo por la pérdida de sus compañeros y a Valparaíso, por “el cobarde y certero y artero homicidio” de que fueron víctimas a manos de grupos delincuenciales el viernes por la tarde “y que lastimosamente es de los muchos que hemos padecido en Valparaíso y en este México complicado”.