Hace tiempo era muy común escuchar a la gente de Zacatecas decir que aquí solo había dos estaciones: la de invierno y la del tren. Ahora pareciera que las cuatro estaciones ocurren todas el mismo día. Esto es el más claro ejemplo de que algo está cambiando y es el clima.
La interdependencia que existe entre los recursos naturales y la afectación que sufren de manera constante, por la mano de la humanidad, provoca que día con día las condiciones climatológicas de todo el planeta vayan cambiando, a grado tal que los glaciares se derriten, donde antes llovía, ya no llueve y donde hacía frío, ya no hace. Pero ese cambio no solo afecta el clima, también los ecosistemas que dependen de él; las especies tiene que irse adaptando a los cambios o bien desaparecer, la vida de la flora y la fauna del planeta se vuelve cada vez más complicada.
A pesar de las políticas públicas que parecieran ir encaminadas a la protección del medio ambiente, poco o nada se hace para que logren los efectos deseados. La contaminación cada día es mayor, la basura generada por la humanidad contamina los ríos, océanos, el campo y la ciudad. Cada vez generamos más basura.
La sobreexplotación de los recursos naturales es otro factor que agrava el problema, el uso de combustibles fósiles, la extracción desmedida de agua de los mantos freáticos, el abuso de los recursos forestales, la explotación no sustentable de la tierra, entre otros muchos factores, provocan el deterioro del medio ambiente y, con ello, se pone en riesgo la existencia del ser humano en la tierra.
Pensamos que nada podemos hacer ante esta situación, que son las grandes empresas quienes deben responder o tomar medidas para evitar el daño al medio ambiente, y puede que tengan razón. En mayor o menor medida, el daño tiene mucho que ver con la sobreexplotación y esa se ha llevado a gran escala como consecuencia de un modelo económico que gira en torno a la acumulación de capital; sin embargo, pequeñas medidas pueden generar un gran cambio si se realizan desde lo local.
Una agenda de protección al medio ambiente que parta desde los núcleos más básicos de la sociedad puede permear cada vez a niveles más altos. Puede ser que ahí radique el error. La mayoría de las veces, al menos en nuestro país, partimos de la base de la Constitución, que marca que el régimen jurídico de aprovechamiento y explotación de los recursos naturales es, en su mayoría, de orden federal; sin embargo, en el caso de México, es tal diversidad de recursos naturales a lo largo del territorio que, difícilmente se puede desarrollar una estrategia de arriba hacia abajo que logre proteger la gran variedad de recursos naturales qué hay en nuestro país. Por ello, puede resultar viable que, al menos en este tema, la estrategia sea de abajo hacia arriba, pensar desde un nivel comunitario o, si no es posible, a nivel municipal y de ahí ir ascendiendo hacia lo estatal y lo federal, de tal forma que el responsable de la protección y cuidado del medio ambiente sea, en inicio, aquel que tiene ese primer contacto con los recursos naturales, que es el municipio.
Esta es una pequeña estrategia que pudiera cambiar en gran medida el impacto del cambio climático en nuestro país, pero ante el nivel de centralismo en el que nos encontramos, difícilmente se contará con la voluntad política para cambiar las cosas.