A la edad de 83 años, la sastra de toreros Isabel Natividad García de Frutos, conocida como la Maestra Nati, falleció por causas naturales la madrugada de este viernes. La Maestra Nati dedicó toda su vida al mundo del toro. Casada con el diestro Enrique Vera, aprendió el oficio al lado de su madre, quien confeccionó el capote de paseo de luto que lució Gallito después de la muerte de su progenitora.
El primer terno que salió del taller que establecieron en la calle Jardines de Madrid fue para Manolo Bienvenida. Después, la Maestra Nati continuó con vestidos de torear y capotes de paseo para los diestros más importantes de todas las épocas. En 2019 recibió la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes.
El privilegio
En 2015, pasada la Feria de San Isidro, el equipo de NTR Toros tuvo el privilegio de visitar la popular sastrería de la Maestra Nati. Fue una gran oportunidad que nos cautivó. Sencilla y con un profundo amor a México. Mujer noble, recia y con el arte en las manos. Hoy, evocamos su memoria reproduciendo parte de este trabajo que atesoramos.
La historia
Desde hace más de cien años, la Sastrería Maestra Nati es un referente en el mundo de los toros, aquí se confeccionan trajes de luces y capotes de paseo que han vestido a los toreros más importantes de España, México y Sudamérica. Aunque los años pasen y las tendencias actuales también influyan en el toreo, la Maestra Nati mantiene en este taller el aire de nostalgia, todo se borda a mano y cada diseño es único.
Cada prenda requiere horas de arduo trabajo porque aquí no sólo se confeccionan prendas de torero, aquí se bordan muchos sueños con hilos de ilusión para fabricar la segunda piel de quien se juega la vida. La sastrería se fundó al término de la Guerra Civil Española gracias a una mujer que buscó adentrarse en un círculo que aún en la actualidad está dominado por los hombres. Ella fue la madre de Isabel Natividad García, Nati, considerada hoy día la mejor sastra de toreros y quien continúa con el legado de esta importante casa.
Es precisamente en esta sastrería, ubicada en el centro de Madrid, donde la Maestra Nati recordó en entrevista exclusiva a NTR Medios de Comunicación los primeros años de trabajo y esfuerzo que hoy siguen rindiendo frutos, esperando que el legado que heredó de su madre pudiera continuar y mantenerse por generaciones.
“Lo de mi madre fue una casualidad, ella trabajaba en la mejor sastrería que había en ese entonces, se llamaba Don José Uriarte y a ella la conocía la Casa Bienvenida porque, cuando tenían un traje de prisa y lo querían bordado, el maestro la consultaba. Cuando se acabó la guerra regresaron los toros y se empezó a hacer la primera corrida, pero ya se había muerto el sastre, entonces se acordó Bienvenida de mi madre, la localizó y la fue a buscar y le pidió confeccionara los trajes para la corrida”, recordó la Maestra Nati.
Una vez cumplido el encargo para la corrida donde actuaron Manolo Bienvenida y Domingo Ortega, se asumió con la capacidad para iniciar su propia sastrería tomándolo como una profesión a la que se dedicó en cuerpo y alma. Para Isabel Natividad crecer en este rincón de Madrid y, además, bajo la profunda influencia del mundo de los toros fue determinante para marcar su futuro.
“Yo no he crecido en un taller de bordado como dice la canción, salía del colegio y venía a buscar a mi mamá y me decía haz esto y aquello, además de que me casé con un torero y, claro, las cosas como son. Mi trabajo me gustaba mucho y veía que como mujer tenía una independencia económica y el mundo del toro es muy inseguro, si tienes muchísima suerte y las cosas van bien, todo es maravilloso, pero cuando van regular o mal no pasa nada. Pensaba: sabiendo trabajar, por qué voy a estar pasándola regular o esperando, así que seguí en el taller y mi mamá me preguntó si tenía el valor para estar aquí y le dije: creo que sí. Desde entonces empecé a trabajar”, compartió.
Una vez que tomó las riendas de la sastrería, la Maestra Nati comenzó de inmediato a confeccionar los ternos de los toreros, siendo Pedro Gutiérrez, El Niño de la Capea, uno de los primeros para los que trabajó. Con todos tenía un vínculo especial, pues cada que confecciona una prenda esperaba que alcanzaran el triunfo, la gloria y sobre todo que consiguieran el sueño de ser figuras del toreo.
“A los toreros con los que he tenido la suerte de trabajar logré conservarlos al paso de los años y creo que es porque los coges cuando no son nada y ya cuando llegan a figura parece que tú tienes algo que ver. Cuando ves que triunfan parece que tú has triunfado, porque no es solo porque te paguen, sino porque pasas muchas horas bordando los trajes para ellos y piensas mucho en ellos y cuando les va bien y llegan a ser figuras y te dan tu lugar, eso no se paga con nada”, apuntó.
Vestir a las figuras de la época y a las actuales siempre será importante para la Maestra Nati, sin embargo, ella se movía con la profunda pasión de imprimir su amor en cada prenda que confeccionaba, por ello, sabía que en la actualidad hay un sinnúmero de jóvenes que pasan muchas vicisitudes para adquirir un terno de luces o un capote de paseo, a ellos, los tiene en un lugar especial.
“Me da pena los que empiezan y si les puedo echar una mano se lo hago porque cuesta mucho ser torero hoy en día y se pasan muchas inquietudes y muchos sufrimientos hasta que se ven hacer el paseíllo en una plaza importante. Antes se hacían toreros para ser millonarios y hoy tienes que ser millonario para ser torero, esa es la realidad. Y cuando a un novillero que empieza le va bien, me da mucha alegría porque están luchando y cuando triunfan en la plaza parece que has puesto un granito de arena”.
Esta sastrería se caracteriza por los bordados, trabajo minucioso que hoy día en muchos otros talleres se realiza con máquina de coser, aquí todo se sigue haciendo a mano y por ello los resultados son una verdadera obra de arte. Hay toreros que permanecen fieles a los bordados clásicos y otros que prefieren innovar, apuesta que asumía con gusto la sastra, quien afirmaba que en la actualidad los toreros se visten mejor que nunca.
Seguir vistiendo a los toreros con un trabajo al que se le imprime fe y devoción a cada prenda es lo que alimenta día con día a una mujer que ama profundamente su trabajo, con el mismo temple que respeta y admira la fiesta de los toros: “El mundo del toro es algo grande en todos los sentidos no sólo porque viva de ello, sino porque he vivido y he trabajado en lo que me gusta y así he sido feliz, es mi trabajo y es mi vida. Yo me levanto por la mañana y ya tengo puesto el bastidor y estoy todo el día trabajando y no lo hago por ganar dinero, sino porque me gusta y, si Dios me lo concede, moriré haciendo un traje porque es lo que más me gusta en el mundo”, puntualizó.