El maestro Óscar “N” pagará con una pena de 30 años de prisión por el delito de violación equiparada agravada cometido contra una niña de 8 años en la primaria Raúl González Ferniza, de Sauceda de la Borda, Vetagrande.
El juez de primera instancia dictó sentencia condenatoria definitiva en contra del docente y ex subdirector de 57 años, quien fue encontrado culpable bajo la causa penal 362/2022.
Tras un juicio que duró cinco días, el veredicto fue dado a conocer la tarde de este viernes en la sala 4 de Control del Tribunal Unitario, ubicado en Cieneguillas, Zacatecas.
Al profesor no se le dio derecho a fianza ni se le concedió ningún beneficio a la condena que comenzó a compurgar desde el 27 de abril de 2022, cuando lo aprehendieron.
Además, al sentenciado se le exigió el pago de 53 mil pesos por reparación del daño y una multa de 90 Unidades de Medida y Actualización (UMA).
Sin embargo, la sentencia no procedió conformé lo solicitó la Fiscalía General de Justicia del Estado (FGJE), que pedía un castigo de 53 años de prisión.
Culpable, “sin dudas”
Luego del desahogo de pruebas y una intensa jornada de debates, el juez responsable del caso determinó que la defensa del inculpado no destruyó las pruebas de la agente del Ministerio Público, Carla Pérez Valdez, ni del respaldo que dio al caso la asesora jurídica del Centro de Justicia para las Mujeres, Lizbeth Vázquez.
El juez expresó que el fallo se emitió al encontrarse que el acusado fue plenamente responsable de haber violentado a la menor en dos ocasiones, al desempeñarse como subdirector y profesor frente a grupo.
El indiciado fue encontrado responsable como autor material y con una imputación directa “sin que haya dudas al respecto”.
Durante el juicio se demostró que el profesor desempeñó ambos cargos al mismo tiempo, en los turnos matutino y vespertino, respectivamente, según testimonio de su propia hija, por madres de familia y por una ex directora.
Refutan defensa
El juez recriminó que la defensa del hoy sentenciado alegara que la fiscalía no lograría demostrar “lo que nunca existió”, cuando afirmó que su cliente era inocente del delito que se le acusó.
Recordó que, a pesar de que la defensa argumentó que por las condiciones de salud de Oscar “N” no habría sido capaz de cometer el delito, clínicamente se demostró que sí.
Además, evidenció que la defensa del sentenciado pretendió minimizar los signos y síntomas del trauma y que la niña presentara cambios en su conducta y tuviera ideas suicidas, entre otros problemas.
Aunque se dictó la sentencia, el juez de primera instancia advirtió que la decisión no era la última palabra, ya que la defensa podría promover un amparo e ir a la segunda instancia.
Luego de escuchar la sentencia, familiares de la víctima expresaron que “ésta debe ser una lección para que no se les haga fácil meterse con los niños y que respeten la infancia y la inocencia de los mismos”.