MADRID. Este domingo se llevó a cabo el 17 festejo de abono de la Feria de San Isidro, bajo una tarde pasada por la fuerte lluvia durante los tres primeros toros.
Se trató de un festejo donde los matices han sido diversos: la cornada en la cara posterior inferior del muslo derecho de José Garrido (de pronóstico grave), herido en el primero de su lote. Cayendo, además, de manera aparatosa y siendo atendido en la enfermería, donde fue operado.
Después, la nota alta para Fernando Robleño con el quinto toro de nombre Aviador, de Adolfo Martín, que apuntó la clase y nobleza, teniendo un pitón izquierdo que le permitió cuajar muletazos con hondura, en una faena de buena dimensión.
Pinchazo y estocada, con petición de oreja no concedida. Palmas al toro en el arrastre. Robleño dio dos vueltas al ruedo.
Román, por su parte, no encontró opción de lucimiento alguna con el lote de Adolfo. Vio el pañuelo verde el sexto que lidiaba por José Garrido y cerró la tarde con un sobrero de Pallarés, ante el que el valenciano no pudo más que mostrar su firmeza.
Rotunda actuación en la plaza
El abre plaza, Horquillón de 504 kilos, de Adolfo Martín, para Fernando Robleño, que bregó toreramente con el capote.
Un fuerte viento con el que Fernando tuvo que luchar en su faena de muleta; con mando buscó meterlo por pitón derecho, pero ha ofrecido menos que poco el toro. Por el izquierdo, sin la mayor de las transmisiones, además quedándose en el viaje.
Dos muletazos poderosos que antecedieron una firme serie en la que pudo correr la mano. Aguantó una enormidad en los pasajes finales, donde cuajó una serie más. Ovación con saludos.
En el quinto, Fernando hizo el buen toreo: cuajó las dos primeras series con rotundidad, desplegó su muleta con mando.
La faena fue tomando un rumbo muy claro, con más profundidad en su embestida, que aprovechó Robleño al natural.
Menos claro fue en la diestra, pero ahí también logró varios muletazos de peso y, sobre todo, un gran cambio de mano que precedió a otra tanda de naturales.
Dejó una estocada tras pinchazo, y después de la petición de oreja dio dos vueltas al ruedo. El toro de Adolfo Martín fue ovacionado en el arrastre.
Silencio ante el esfuerzo
El segundo, Aviador de 510 kilos, de Adolfo Martín, para Román, que en medio de la fuerte lluvia comenzó su faena muy cerca de las tablas.
Frente al toro que regateaba las embestidas, el torero cruzándose con mando, buscando lo poco que tuvo el astado que se paró.
La afición reconoció su intención siempre de estar, de querer. Fallos con la espada, silencio tras aviso.
El cuarto y sexto ofrecieron todo a cuenta gotas para un Román que lo intentó en todo momento, pero poco, muy poco, ha podido hacer, quedando una tarde de grandes esfuerzos.
Parte médico
«Herida por asta de toro, localizada en la parte posterior del muslo derecho, tercio inferior, con una trayectoria hacia adelante y abajo, de 15 centímetros de extensión, que produjo destrozos en los músculos isquiotibiales y contusionó el nervio ciático.
Fue operado bajo anestesia general y enviado a la clínica La Fraternidad. Pronóstico grave. Firman los doctores Máximo García Padrós y Máximo García Leirado».
Foto: Manolo Briones