MADRID, ESPAÑA. México volvió a sonar con fuerza la tarde de este lunes en Madrid con la comparecencia de Isaac Fonseca en la tarde de su confirmación de alternativa en Las Ventas. Fonseca se ha convertido en un torero que gusta, tiene un valor que no cabe en el cuerpo, es un torero que dimensiona su verdad, y sin duda, dio muestra de ello. Tuvo escasas opciones con el primero de la tarde y derrochó valentía y arrojo con el sexto.
Destacó el inicio de faena con pases cambiados por la espalda rodilla en tierra. Dio tiempo y distancias al toro y aprovechando la inercia logró algunos pasajes lucidos, sin la regularidad suficiente por la falta de fondo de su adversario. Lo pasaportó con una estocada entera y, tras petición minoritaria, saludó una calurosa ovación.
Por su parte, Miguel Ángel Perera ha dejado la faena más destacada. El mal uso de los aceros con el cuarto le privó del triunfo en la tarde en la que ofreció una firme imagen el confirmante Isaac Fonseca, ovacionado en el sexto. Completaba el cartel Ángel Téllez, silenciado en su lote.
Un gran toro fue el segundo del lote de Miguel Ángel Perera con el hierro de El Parralejo. Tiró de su embestida desde las primeras series con la diestra, logrando bajar mucho la mano y alcanzando profundidad y encaje. A más era cada serie y de nota alta la primera al natural. Aunque el toro fue a menos por el pitón izquierdo, las ajustadas bernadinas del cierre hicieron recuperar el calor en los tendidos. Tras el fallo reitrado con los aceros, saludó una fuerte ovación y el toro fue aplaudido en el arrastre.
Juego de la vida
Cuando se torea así, tan con el alma, poco más se puede reclamar. Si acaso, que la fortuna, ésa que también cuenta en este juego de vida con todo el azar que la vida entraña, sonría en justa correspondencia con ese torear con el alma. Porque lo tuvo Miguel Ángel Perera en las manos. Otro triunfo grande en Madrid. Quién sabe hasta dónde de grande, pero grande de verdad. Tan grande como él toreó y tan grande como Madrid lo sintió. Pero el toreo es un juego de vida donde la fortuna también cuenta y la buena, la que más falta hacía, se la llevó cualquiera de las rachas de aire que hoy tanto molestaron.
Porque se empleó con clase a los trastos Camillero-33. Los tomó con franqueza y humillando, sin perder la atención en ellos a pesar del viento. Y se empleó con fijeza y empujando en los dos buenos puyazos de Ángel Rivas. También le ayudó la lidia impecable de Curro Javier. Y, sobre todo, la forma de torearlo de Miguel Ángel Perera, que lo probó sutilmente en un comienzo breve antes de ponerse a torear tan generoso por el pitón derecho. Generoso con el toro, que se iba tras los vuelos de la franela con verdad y mucha clase. Y repitiendo. Genoroso con el público de Madrid, que coreó cada muletazo con la misma intensidad con que emergían. Y generoso con él mismo, con quien es Miguel Ángel Perera y con quien es en Madrid. Sin un aspaviento que sobrara, todo en verdad y de verdad.
Entregado y roto, poderoso en el cite, tan de seda en el trazo y tan mandón otra vez para rematar cada pase y cada embestida allí donde merecía. Inmensas las dos tandas por el pitón derecho, con Las Ventas como tantas veces con Miguel Ángel. Se puso al natural y, en la primera serie, aun con el viento queriendo flamear la muleta como si fuera un pañuelo, también de seda, le extrajo muletazos de igual metraje, exigentes de principio a fin y muy encajado el torero. Encajado por entregado, dado por entero al toreo que pareciera salirle del alma.
La estocada final
Se resintió algo más el toro de El Parralejo, excelente siempre, en la segunda tanda al natural, en la que la ligazón ya costó más. Cerró Perera con bernardinas muy ajustadas y muy cerradas, soportando ya entonces las dudas del cinqueño. Pero, como tantas veces, le fue muy injusta la suerte con la espada, tan ingrata. Pinchó varias veces antes de la estocada entera final, que tumbó al burel. Que debió llegar antes, al primer intento, porque en ella iba ese triunfo que Miguel Ángel Perera, su trayectoria, Madrid y su faena merecían. El dolor, ni siquiera la decepción, sino el dolor en su rostro lo expresó todo…
Ángel Téllez poco pudo contar, con el tercero, “Levítico”, de 515 kilos, de El Parralejo, para Ángel Fernández, que también se impuso, un toro con transmisión y calidad, al que toreó con mando, corrió la mano por pitón derecho, con la buena nota del temple, transmisión. Emotivo y con gran transmisión el toro que continuó regalando la clase al humillar e ir franco a la muleta de Perera que toreó por nota. La mano muy baja por el izquierdo, regalando una soberbia tanda de naturales donde también se sobrepuso al fuerte viento. Rotundo cierre con las ajustadas bernardinas. Pesado con la espada.
Desenlace
Plaza de Toros de Las Ventas de Madrid. Sexta corrida de toros de la Feria de San Isidro. Casi lleno. Dos ejemplares de José Vázquez (1º y 2º) y cuatro de El Parralejo. Los de José Vázquez con escaso fondo de raza y de los de El Parralejo el mejor el 4º, con nobleza y mucha clase.
Miguel Ángel Perera (Verde hoja y azabache): Silencio tras dos avisos y Saludos tras aviso.
Ángel Téllez (Grana y oro): Silencio y Silencio.
Isaac Fonseca, que ha confirmado alternativa (Carmesí y oro): Silencio tras dos avisos y Saludos tras petición y aviso.