¿Hay libertad de prensa en México? Ayer se conmemoró la efeméride, siendo el 3 de mayo el día designado por la ONU para conmemorar y recordar a los gobiernos y sociedades del mundo la importancia de la libertad de prensa.
Para poderla diagnosticar con elemental seriedad, sería bueno sacudirnos sesgos que no ayudan a apreciar el fenómeno de manera que, de necesitar mejora, la podamos proponer e implementar con acierto.
Existen variables que rifan con decisión en la distribución del poder y sus autoritarismos. Dependiendo de su intensidad podemos identificar sus hegemonías y con ellas las limitaciones a la libertad de prensa.
La tensión es siempre la misma. Libertad de prensa es un entorno en el cual medios y periodistas pueden publicar tanto información en cualquiera de sus géneros periodísticos, como opinión sin ser molestados por el poder en cualquiera de sus formas.
La libertad de prensa debe ser tal, que su ejercicio cotidiano implique un sistema continuo de rendición de cuentas en el cual ningún actor público, sean individuos o instituciones, se pueda considerar exento de tal escrutinio. A esto todos están sujetos, incluidos los medios y periodistas.
En la película Spotlight se reseña cómo la unidad de investigaciones especiales del Boston Globe trabajó arduamente un reportaje que a la postre expuso un sistema eclesiástico que sistemáticamente encubrió abusos sexuales por parte de sacerdotes católicos en la arquidiócesis de Boston y otras zonas aledañas.
Allí mismo se expone el enorme poder que detectó la iglesia católica en Boston, con el cual logró no sólo una especie de cultura adormecida ante tales atrocidades, sino una atmósfera intimidante ante la cual era impensable cuestionar o acusar a la institución o a sus jerarcas.
Martin Baron, entonces director general del Globe, lo planteó tanto en la película como en varias de sus conferencias y artículos a lo largo de su trayectoria: el trabajo periodístico que trasciende es el que logra cambiar a la sociedad. Con esa lógica, el reportaje Abuso en la iglesia católica tuvo un decisivo impacto en la sociedad bostoniana y a la postre en el mundo, ya que activó una secuencia de denuncias no sólo en Estados Unidos, también en todo el mundo.
¿A qué se enfrentaron los periodistas del Boston Globe? A un ente no gubernamental, pero no por ello menos poderoso. Y aquí no sería justo enjuiciar a la iglesia católica como único enemigo de la libertad de expresión. En ese caso particular fue, digamos, su turno. Pero si algo nos queda claro es que el poder tiene muchas formas para manifestarse en oposición a la libertad de prensa.
Todo estatus quo, para perpetuarse, emplea dinámicas de poder que implican represión, opacidad y otras nutridas formas de autoritarismo. El empleo de fuerzas diversas que inhiben la publicación o generalización de información que pueda ser perjudicial para el poder mismo.
En tal caso hay otros poderes que participan, como el poder empresarial y, desde luego, el poder político. ¿Cuántos casos de abuso de poder económico en detrimento de derechos de trabajadores, de mujeres, del medio ambiente hemos conocido? ¿Cuánto ha batallado el periodismo para prevalecer en sus formas más honestas y dar a conocer lo que está mal?
Hay otro ente de poder fáctico que hoy ensombrece el marco de libertad de prensa en México: el crimen organizado. Su lógica autoritaria es de terror, por ello es la “última frontera” del periodismo. Nadie en su sano juicio desea provocar a la delincuencia.
Regresamos al principio, ¿existe la libertad de prensa en México? Bien, iniciaremos para apreciar avances en esta materia. Los tiempos de gobiernos autoritarios, del presidente emperador, parecen haberse ido. Pocos, muy pocos, pueden acusar represión más allá de mañaneras beligerantes.