Escuchar razones. Minería Porfiriato
Don Porfirio imperialista. Comenté que la legislación juarista avanzó en regular la actividad minera, quedando muy atrás para que fuera mayormente aprovechada en fincar el progreso en beneficio de los mexicanos.
La ausencia en la nueva legislación de reglamentación en torno a la propiedad de la nación sobre los minerales, más la renuncia del gobierno a la propiedad de yacimientos de carbón y no metálicos afectaría posteriormente al impulso nacional industrial.
La minería fue recuperando sus niveles de producción con los incentivos fiscales y cambios en la legislación enfocada a la creación de empresas principalmente en manos de nacionales.
En el Porfiriato, la minería fue el sostén principal del modelo agro-minero exportador, con base en el cual, México fincó el desarrollo.
En esa medida, la minería se convirtió en el blanco de las más severas críticas dirigidas en contra de esa pauta de desarrollo y de sus consecuencias políticas y económicas. Conforme se afianzó la dictadura porfirista, se criticó no solo la hegemonía del capital extranjero en la estructura de la propiedad minera, sino también su vocación esencialmente exportadora y la consecuente dependencia respecto a las variaciones cíclicas del mercado mundial de los metales
Óscar Sánchez Rangel, historiador guanajuatense, señala: “El dominio estadounidense en las actividades minero-metalúrgicas era indiscutible, de modo que controlaban casi tres cuartas partes de la minería y más del 70 por ciento de la industria metalúrgica en México hacia la primera década del siglo 20.
“El denuncio como vía de acceso a la propiedad minera se suprimió y en su lugar los inversionistas debían solicitar a la Secretaría de Fomento una concesión, sin restricciones en cuanto a la extensión territorial solicitada y cuya vigencia quedaba sujeta solo al pago de un impuesto federal”. Termina cita.
Estos incentivos que se otorgaron a compañías extranjeras en el negocio minero hacen que, para 1900, ya había 800 empresas estadounidenses en el territorio mexicano, 40 eran de origen británico y 150 empresas de propietarios mexicanos.
Cuando ensalzan la prosperidad porfiriana, realmente fue causa de las políticas del gobierno juarista, como la construcción de ferrocarriles, con Díaz se enfocaron las concesiones ferroviarias a extranjeros, para llevar la producción agrícola y minera para los Estados Unidos.
Por cierto, la riqueza de los poderosos clanes financieros, como las de familia Guggenheim con el cobre mexicano (ASARCO) y las familias de banqueros Rothschild y Mirabaud en minas, como el Boleo en Baja California, tuvo su origen en parte de su fortuna en México.
Las relaciones entre los trabajadores mineros y agrícolas y las empresas extranjeras fue empeorando al existir el apoyo de autoridades estatales para actuar ambos en el control implacable de la población y, en caso de protestas, asumir la represión policiaca.
Es notorio, que las empresas querían que fuera el estado quien ejerciera la represión para vigilar y “exiliar” de manera irrevocable a toda persona incómoda. Esta práctica de terror se exacerbó durante el régimen de Porfirio Díaz, para controlar a los habitantes en el medio rural y peor en los trabajadores mineros, mejor organizados.
El ejemplo de la cruenta represión se dio en el movimiento de huelga de Cananea que estalló el 1 de junio de 1906, con uso de cuerpos de policías rurales paramilitares provenientes de los Estados Unidos, rurales mexicanos, a los cuales se sumaron cerca de cien soldados para colocar al pueblo bajo ocupación militar, para poder liquidar las aspiraciones proletarias. El resultado por las aprehensiones: murieron cerca de cien mineros en la prisión.
La Huelga de Cananea y otras, como las del Oro en el Estado de México, son lecciones para la sociedad en la defensa de derechos, de lucha por la libertad, la justicia y la igualdad. Son causas palpables de la supuesta tranquilidad de la vida porfiriana que dio causa a la Revolución e insurrección contra el capitalismo rapaz e inhumano.
Es de sabios. Aunque se olvide, sabemos que Ricardo Monreal ha estado en contiendas políticas por un país que requiere transformación de fondo. En los últimos tiempos su estrategia fue confusa para que la población lo acepte para ser candidato para la presidencia.
Rectifica y dice que reconocerá los resultados de las encuestas internas de Morena para el siguiente proceso, y sigue interesado y permanece como aspirante a la Presidencia de México en 2024.
Sin confrontación con la puntera Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto.