Inclusión
Eliminar las barreras que pueden llegar a significar obstáculos en el desarrollo de las personas es la finalidad de la política inclusiva.
Muchas de las veces hacemos cosas que parecieran ir encaminadas a apoyar a las personas, pero no necesariamente son acciones que ayudan a eliminar barreras, sino que genera otro tipo de dependencias o prácticas que colocan en situación de diferencia a las personas.
Los Derechos Humanos tienen como finalidad el garantizar que todas las personas tengamos acceso a todos los derechos en igualdad de circunstancias, es decir que, sin hacer diferencias, podamos ejercerlos.
Desaparecer barreras no significa poner herramientas diferentes a las personas porque eso hace evidentes las dificultades que pudieran tener las personas para ejercer los derechos. Inclusión implica que las circunstancias son igualmente favorables para todos, independientemente de sus condiciones.
No es necesariamente sencillo implementar políticas inclusivas, puesto que hay muchas costumbres arraigadas en la sociedad; sin embargo, todos los cambios implican un proceso de transformación que inicia por la deconstrucción de hábitos adquiridos para poder dar paso a la construcción de nuevas herramientas y acciones afirmativas que permitan superar esas barreras que impiden el ejercicio de los derechos en igualdad de condiciones.
Superar barreras
A pesar de las dificultades que puede implicar la deconstrucción de conductas aprendidas, es un proceso necesario para garantizar el pleno ejercicio de los derechos de las personas.
Todos los grupos en situación de vulnerabilidad requieren de la participación de toda la sociedad para superar las barreras de desigualdad. Es por ello que resulta fundamental el hacer conciencia, en primer lugar, de que existen esas barreras y, en segundo lugar, de la necesidad de que esas barreras desaparezcan.
El hacer evidentes la existencia de las barreras que acentúan la desigualdad es una de las partes más complicadas del proceso, porque como sociedad estamos muy acostumbrados a todo el entorno que nos rodea y a ciertas formas de hacer las cosas, así que explicar que aquello que considerábamos normal es, en realidad, algo que genera desigualdad no es sencillo.
Uno de los elementos importantes en las políticas de inclusión implica que, al mismo tiempo que creamos conciencia de los elementos que generan desigualdad, se vayan creando estrategias que, sin hacer diferencias, puedan ir garantizando las condiciones de igualdad para todos.
Dos procesos nada sencillos, pero extremadamente necesarios para la construcción de una sociedad más igualitaria, con mayores oportunidades para todos, sin crear diferencias ni divisiones.
Por mucho tiempo hemos estado acostumbrados a esas divisiones, es por ello que el acabar con las diferencias sociales resulta fundamental.
La infancia, la educación, el empleo, el hogar, los diferentes entornos sociales tienen una gran cantidad de barreras que acentúan las divisiones de género, idioma, origen étnico, condición social, sexo, religión, situación económica o de discapacidad. Identificar esas barreras y reconstruir la sociedad igualitaria es tarea de todas y todos nosotros.
Muchos debates sobre si la inclusión es un derecho o una herramienta para el ejercicio de los derechos humanos, independientemente de la postura que se asuma, no podemos negar la importancia de garantizar la inclusión para que la dignidad de las personas se alcance. Todas y todos debemos poder ejercer nuestros derechos en igualdad.