Ensalada facha con conservadores
¿Y cuál es la pseudociencia más peligrosa? La teoría económica estándar, ortodoxa, porque sustenta las políticas económicas de los gobiernos conservadores y reaccionarios, que son enemigos del bienestar de la gente común.”
Mario Bunge
En una rueda de prensa, en la que participaron dirigentes de organizaciones autodenominadas «sociedad civil», así como los dirigentes de los partidos PRI, PAN y PRD, el pasado lunes 26, hicieron públicos los confusos términos del método para la elección de su candidato presidencial, que la oposición pretende establecer bajo el nombre de Frente Amplio por México.
En el evento desfilaron, entre otros, el que de facto y sin reconocerlo se ostenta como líder estratégico de la oposición, Claudio X. González (también líder de una parte de la oligarquía económica), así como aspirantes y presidentes de los partidos del bloque de Va X México.
Previo a la realización de la conferencia, X. González prometió que lo que se expondría sería un método innovador, democrático y legal; sin embargo, lo que hicieron público fue un esquema de generalidades, que por cierto, por los gestos de algunos de los aspirantes, no satisfizo a todos, como a la vociferante Lilly Téllez, por lo que se avizoran tormentosas negociaciones o arreglos bajo la mesa, derivados de los vicios de origen que esos partidos arrastran.
En este hecho no se hizo gala de la capacidad para organizarse de los partidos de la oposición, más bien se vieron obligados por la agenda marcada por el proceso interno de Morena y por la presión que ejercieron X. González y algunos comunicadores como Ciro Gómez Leyva; recordemos que este último fue quién destapó en su programa a Xóchitl Gálvez.
Esta variopinta intentona, además de ser una mala copia del esquema establecido por Morena, lo único que exhibe es que la oposición no tiene rumbo.
En cinco años como opositores pudieron haber aprovechado el desgaste del gobierno para desarrollar la capacidad de organizarse, establecer acuerdos, formar y posicionar cuadros; no obstante, no lo lograron.
La causa de lo anterior es clara, se divorciaron de la sociedad sus intereses y pensamientos; simulan ciudadanización de sus procesos internos e ignoran a sus bases, en realidad siguen siendo las cúpulas de estos partidos quienes han secuestrado la vida orgánica y la toma de decisiones de los mismos.
Para muestra un botón, uno de los aspirantes definitivamente emblemático: Santiago Creel, dueño y señor del PAN. Tampoco tiene programa, proyecto de nación, es más, ni siquiera ideas innovadoras, tan es así que su estrategia se ha reducido al histérico discurso antiobradorista.
Además engañaron con ese remedo de convocatoria, al grado de que algunas propuestas para integrar el Consejo Consultivo, como el académico Sergio Aguayo y otros cinco, prefirieron renunciar antes de que pasara otra cosa.
Adicionalmente varios que con anterioridad fueron consejeros o magistrados del Tribunal de Justicia Electoral, como Valdez Zurita, dijeron «fuera máscaras», ya que en esta ocasión fungieron como asesores en el diseño del pseudométodo de elección, sin importarles que en el pasado habían ostentado la responsabilidad de árbitros electorales. Situación que abre de capa su verdadera lealtad y cariño político.
A ojo de buen cubero, lo que se observa es que dicho método tiene como premisa de fondo que la política es cuestión de dinero, ya que le otorga una preferencia particular a quienes pueden inyectar capital para el desarrollo de actividades que debieran ser propias de los institutos políticos.
Así pues, el pronóstico de cara al 24 no augura buenos resultados para la oposición, por el contrario, lo que demuestra es que estamos viviendo otros tiempos; la sociedad mexicana está más despierta y politizada, es más exigente con los partidos en sus procesos internos, responsabilidades y compromisos con México. Por lo que el balón está en la cancha del pueblo mexicano.