VALPARAÍSO. Después de año y medio de ocurrido el desplazamiento forzado de al menos siete comunidades por la inseguridad, las autoridades tuvieron “el permiso” de los grupos delincuenciales para ingresar a dotarles de servicios básicos que, tras su regreso, pedían las familias atender.
A la fecha, la mayoría de los habitantes volvió a ocupar sus viviendas en la zona de El Mirador, informó el alcalde Eleuterio Ramos Leal y reconoció que de las localidades, dos quedaron prácticamente desiertas, en tanto que en una evaluación general consideró que solo 70 por ciento de los desplazados ha vuelto.
Detalló que al ir regresando, las familias pidieron restablecer algunos servicios, como en El Mirador, donde no funcionaba el pozo de agua potable; “estuvieron intentando repararlo, pero no les permitían el acceso [a los trabajadores del departamento de agua], los regresaban en el camino”.
Al igual ocurrió en Las Viudas, donde los habitantes se encontraron en penumbras, porque todos los focos del alumbrado estaban fundidos debido a la violencia y solicitaron repararlos.
“Con anterioridad, los trabajadores del ayuntamiento intentaron ir a hacer reparaciones, pero implicaba ir con riesgo ante la posibilidad de quedar en medio de los enfrentamientos, pero también porque en algunas ocasiones los delincuentes los regresaban”, precisó el alcalde.
Señaló que fue solo después de febrero que pudieron ingresar a reparar el pozo en El Mirador, el alumbrado donde lo requirieron e incluso llevar cada semana el servicio de Limpia.
Las localidades afectadas por la inseguridad fueron El Mirador, El Chilar, Maravillas, La Loma de la Cruz, Peñitas de Oriente, Pastores y Las Viudas, recordó.
Solo algunos regresaron
Ramos Leal detalló que desde octubre del año pasado en que comenzaron a volver los pobladores, los trabajadores no pudieron ingresar a dotar de servicios a las localidades, en tanto las familias intentaban recuperar su vida, aunque en un ambiente todavía de incertidumbre y de angustia.
“Luego de meses de desplazamiento y angustia decidimos hacer el primer recorrido y constatar las condiciones en que están viviendo las familias. Hicimos el recorrido en toda la región, salvo en dos comunidades que prácticamente quedaron desiertas: Peñitas de Oriente y La Loma de la Cruz”, puntualizó.
Comentó que La Loma de la Cruz era una ranchería de cuatro familias y donde privaron de la vida a una pareja de adultos mayores, por lo que el resto no ha regresado, salvo a atender a sus animales.
Peñita de Oriente se componía por 12 familias. Únicamente volvió una, porque el resto emigró a Estados Unidos y algunos más, quienes tenían posibilidad de quedarse en la cabecera, no quisieron volver.
Sin embargo, el presidente municipal afirmó que tras la primera gira de trabajo para llevar apoyos alimentarios y traerse varios compromisos “el ambiente se torna ya mucho más tranquilo, más manejable”.
Al preguntarle qué fue lo que encontró en la zona, reconoció que las familias le expresaron que todavía viven con angustia y temor y, cuando escuchan cualquier ruido entran en crisis y psicosis.
“Tienen mucho miedo de salir a carretera, desplazarse y cuando están en casa procuran no salir para nada; se juntan dos o tres hombres para subir al cerro a revisar sus animales; están preparando sus tierras. Intentan recuperar su normalidad”.
Esta ocasión, ya no observó nada extraño; “los pobladores ya se mueven con mucha mayor libertad, aunque de pronto en el trayecto ven a gente desconocida, pero no han vuelto a ser agredidos ni detenidos”, enfatizó.
Pérdidas
Con respecto de las pérdidas tras el desplazamiento forzado, Ramos Leal aceptó que varias familias padecieron robos de pertenencias, además los delincuentes se llevaron vehículos, motocicletas, herramienta de labranza, entre otros objetos, que poco a poco los afectados han recuperado.
Sobre los compromisos con la gente, dijo que esta semana comenzará la rehabilitación de 16 kilómetros de camino que está en pésimas condiciones “y hay que rehabilitar techos, colocar enjarres y mejorar pisos”, entre otras peticiones.