MÉXICO. Porfirio Muñoz Ledo, el que parecía incansable, falleció este domingo a 14 días de cumplir 90 años, el 23 de julio.
Fue un político, diplomático, dirigente partidista, diputado federal, senador de la República, Secretario de Estado, aspirante a la Presidencia de la República que en sus 89 años de vida nunca dejó de polemizar.
«La libertad de la inteligencia», fue una frase dicha por él al hablar de último proyecto en marcha, la Fundación Porfirio Muñoz Ledo Nueva República, anunciada hace un año, y que sin querer lo describe a él.
Muñoz Ledo siempre promovió la libertad de la inteligencia, el debate, la polémica, las ideas.
«El pensamiento nace con el nacimiento y se acaba con la muerte», decía hace unos meses.
Muñoz Ledo tuvo muchos altibajos de salud en los últimos años, pero siempre lograba sobreponerse, y verlo activo hacía olvidar los malos momentos que también pasaba.
Imparable, con una memoria extraordinaria, un análisis ágil y agudo, con amplia formación política y cultural, fue fundador de la Corriente Democrática del PRI en 1987, junto con Cuauhtémoc Cárdenas, en un hecho que marcó la vida política de México y con el que se iniciaría una transición a la democracia y en contra del partido único.
Militante y dirigente nacional del PRI, fundador y dirigente nacional del PRD y fundador de Morena, fue el primer diputado federal de Oposición en presidir la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados en 1997, cuando el PRI perdió por primera vez la mayoría calificada en ese órgano legislativo.
Desde ahí, le contestó un informe al entonces Presidente Ernesto Zedillo, ello a pesar de las maniobras del PRI por evitar que tomara posesión como presidente de la Cámara y que se concretó en una sesión histórica.
Antes, como senador del PRD luego de las elecciones de 1988 en la que Carlos Salinas le arrebató el triunfo a Cuauhtémoc Cárdenas, Muñoz Ledo interpeló al Presidente Miguel de la Madrid en su último Informe de Gobierno.
En 2018, sería el Presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados en los tiempos de Morena y le entregó la banda presidencial a Andrés Manuel López Obrador.
Esta última etapa de su vida, a la par del triunfo de la Cuarta Transformación, estuvo marcada por su apoyo inicial al gobierno y también su distanciamiento paulatino de López Obrador, a quien acusaba de no escuchar y de tomar decisiones que solo reflejaban una acumulación de poder.
Muñoz Ledo tuvo especial empeño en promover acciones en favor de los migrantes mexicanos y contra la política de Estados Unidos en esta materia, que lo llevaron a acompañar a López Obrador en un acto público en Tijuana en defensa de la dignidad y de la soberanía nacional, un 8 de junio de 2019.
Más tarde, Muñoz Ledo quiso reelegirse al frente de la Cámara de Diputados y no lo consiguió; también quiso dirigir el partido Morena y no lo dejaron, en un proceso en el que el triunfo bajo la intervención del Tribunal Electoral federal fue para Mario Delgado, en medio de denuncias de presuntas irregularidades de su parte.
A partir de ahí, empezó una etapa de distanciamiento del partido en el poder y del Presidente López Obrador, a quien le reclamaba no haberlo recibido para intercambiar opiniones.
Recordaba que él, como dirigente del PRD le entregó la estafeta en la dirigencia nacional de ese partido a López Obrador y que durante la Oposición construyeron juntos muchos momentos.
Porfirio Muñoz Ledo siempre impulsó la creación de una nueva Constitución de la República como parte de una reforma de Estado que nunca logró que se aprobara.
Dedicó quizá los últimos 25 años de su vida a promover esa reforma y una nueva República, para la que empeñó muchos esfuerzos en organizar mesas, debates, discusiones, y toda una propuesta que una vez concluida y entregada al entonces Presidente Vicente Fox, se quedaría en el cajón de los eternos pendientes.
Creó la Comisión de Estudios para la Reforma de Estado que reunió durante meses y de manera regular a políticos, intelectuales, dirigentes de todas las corrientes en un trabajo que culminó con una serie de propuestas concretas.
En 1999 renunció al PRD y se postuló como candidato presidencial por el ahora extinto Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM), declinó a última hora por Fox, y más tarde, ante la intransitable reforma de Estado que entregó al panista, aceptó ser Embajador ante la Unión Europea, una gran parte de ese sexenio.
De regreso a México, el incansable Muñoz Ledo creó un Centro de Estudios de la Globalidad, y estuvo cerca de todo el proceso de la izquierda alrededor de López Obrador, tras las elecciones presidenciales en 2006 que le dieron el triunfo a Felipe Calderón.
Más tarde fue legislador por el Partido del Trabajo (PT), estuvo cerca de la construcción del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y participó como funcionario en el Gobierno de la Ciudad de México.
Su experiencia diplomática lo llevó a ser representante permanente de México ante la ONU y en el Consejo de Seguridad de ese organismo; antes había sido consejero cultural en la Embajada de México en Francia.
En su época en el PRI, fue secretario del Trabajo durante el sexenio de Luis Echeverría, dirigente nacional del tricolor y también fue considerado precandidato presidencial.
Más tarde ocuparía durante un corto periodo, en el sexenio de José López Portillo, la Secretaría de Educación Pública.
Hace menos de un año, el 21 de julio de 2022, Muñoz Ledo hizo la presentación formal de la Fundación Porfirio Muñoz Ledo Nueva República, donde reiteró su llamado a una nueva Constitución de la República.
«Una constitución maciza, precisa y concisa y asequible para todos los mexicanos; una Carta de la Nación Mexicana», dijo en aquel momento.
Porfirio Muñoz Ledo deja varios libros escritos, memorias de toda la primera etapa de su vida, y sobre todo deja un gran vacío en la vida política del país, en donde no hay un político y pensador que pueda sucederlo.
Guadalupe Irízar
Agencia Reforma