JEREZ DE GARCÍA SALINAS. Después de casi dos años de incertidumbre por la inseguridad y de estar lejos de casa, algunos de los desplazados de la sierra jerezana poco a poco han perdido el miedo para regresar y permanecer en sus hogares; sin embargo, todavía no se reactiva la economía en la zona y hay pocas oportunidades para trabajar.
Además, a pesar de que ya pasaron varios meses de los enfrentamientos entre grupos criminales antagónicos que obligaron a los jerezanos a dejar sus tierras, sus casas y su ganado, las huellas de la violencia siguen presentes en la sierra.
Ejemplos de lo anterior se observan justo antes de llegar a la comunidad Palmas Altas, donde se puede ver un vehículo calcinado, fachadas y señalamientos baleados, así como casas abandonadas. Asimismo, la esperanza de una mejor vida o por lo menos recuperar la de antes aún está distante.
Empezar otra vez
José Luis, vecino de Palmas Altas, explicó que fue a principios de este año cuando se animó a regresar y tuvo que comenzar desde cero.
Precisó que aunque el tema de la inseguridad poco a poco se ha solucionado, la falta de empleos, de comercio y de lluvias no le ha permitido reponerse del todo.
Detalló que no toda la población de Palmas Altas ha vuelto y muchos optaron por irse a Estados Unidos en busca del sueño americano, incluidos sus tres hijos y otros más que ya no regresó a Jerez.
Por su parte, José Luis y su esposa comenzaron de nueva cuenta, y actualmente trabajan en sus tierras de cultivo y tienen esperanzas de un buen temporal.
Expresó que hace falta mejorar el camino hacia Jerez, ya que la carretera está en muy malas condiciones, y es necesario trasladarse al Pueblo Mágico continuamente para abastecerse de comida y de los productos básicos para su hogar, ya que en las comunidades no hay tiendas en operación.
Cambiar de oficio
Otro habitante de Palmas Altas, que prefirió conservar el anonimato, señaló que siempre existirá un poco el temor de que se repita la situación con los criminales, pero a su vez la presencia constante de las autoridades ha calmado los ánimos.
Dio a conocer que por lo menos desde el año pasado, cuando comenzaron a regresar los habitantes, no se han registrado incidentes o hechos violentos, pero el abandono de las tierras y animales afectó la economía de su familia y la de varios en la comunidad.
Platicó que en su caso tuvo que cambiar de trabajo para poder sobrevivir y después de toda una vida dedicada al campo, tuvo que buscar empleo de chalán en la obra.
Actualmente no se ha repuesto económicamente y busca de dónde sacar para lo básico, aunque por su edad avanzada ya no le dan trabajo tan rápido, si bien “mientras haya vida habrá esperanza”.
FOTOS: JESSE MIRELES