SANTANDER. Guillermo Hermoso de Mendoza se impuso como el triunfador de la última corrida del abono de la Feria de Santiago 2023.
Una tarde en la que el rejoneador navarro cortó una oreja de cada toro y donde Lea Vicens, a quien solo se le concedió una oreja, cuajó una gran faena en el cuarto.
Leonardo no tuvo opciones en su lote de una corrida mansa de El Canario. Regresó, o más bien, se presentó el calor en esta última corrida del abono santanderino, en cuyos días anteriores las temperaturas templadas habían sido el denominador común.
Con esta premisa se celebró la corrida de rejones que, como decimos, cerraba el ciclo, y lo hizo ante un encierro de El Canario que resultó complicado en líneas generales.
Lucir al sesgo
Toros con mucho motor y poca templanza, que no colaboraron con los rejoneadores y que como el primero de Guillermo, encima manseó y siempre buscó tablas.
Sin apenas codicia, este toro deambuló por la plaza sin mostrar ningún interés por Martincho, que se cruzaba en su camino sin ninguna fortuna.
En una de ésas, Guillermo sacó el brazo y colocó el primer rejón de castigo. Esto sí, enrabietó un instante al toro, el cual hizo por el caballo y éste lo pudo llevar galopando unos cuantos trancos.
Luego vino el segundo rejón, ahora citando de lejos y al quiebro, con mucho riesgo y emoción para clavar arriba.
Después de esto, el toro ya solo se preocupó de buscar las tablas y no embestir a los caballos. Berlín e Ilusión no pudieron dar la medida de sus capacidades y solamente en las banderillas pudieron lucir, casi siempre al sesgo.
Esencial, aprovechando sus querencias, dejó dos cortas y un par a dos manos que hizo que la emoción en los tendidos subiera de nivel.
Un rejón de muerte de rápidos efectos puso en manos del navarro la primera oreja de la tarde.
Las mejores banderillas de la tarde
Si el tercero dio un mal juego, peor todavía fue el sexto: manso, rajado y con nula colaboración. A Guillermo no le quedó de otra que echar toda la carne en el asador para conseguir un mínimo de una oreja que le abriese el cerrojo de la puerta de Cuatro Caminos.
Y lo consiguió haciéndolo todo él, esforzándose en hacer cosas que el toro no iba a apoyar, y así, primero con Jíbaro, con quien en un tercio eficaz colocó los rejones.
Luego con Basajaun y Malbec, que si no pudo lucir en ellos los alardes, sí que colocó de largo las mejores banderillas de la tarde, llegando a los terrenos donde el toro estaba agarrado y saliendo con una soltura y con una torería muy importante.
Sobre todo el castaño morcillo que bordó todo lo que hizo, siempre redondo y muy cerquita del toro. La garantía de Esencial fue clave en el último tercio, donde una rosa prologó el par a dos manos y el rejón, casi entero, que parecía suficiente pero que necesitó de un golpe de descabello.
Al final la oreja llegó y la salida a hombros, segunda de dos actuaciones en esta plaza.