CEDRAL. Una tarde triunfal se vivió en la plaza de toros Frascuelo, que ante una asistencia que consiguió llenarla, salieron a hombros los matadores de toros Héctor Gutiérrez y Diego San Román, cortando dos orejas cada uno. Por su parte, Alejandro Adame, se fue de vacío por las fallas con la espada.
Se lidiaron toros de Begoña, bien presentados y de juego variado.
Huasteco, de 563 kilos, del hierro de Begoña, para el matador Héctor Gutiérrez, que toreó por verónicas.
Le costó embestir al toro en la muleta, pues se aplomó muy pronto el de Begoña, pero la firmeza del hidrocálido rindió frutos, se puso en las cercanías, acortando siempre la distancia y obligando al toro.
De esta manera fueron surgiendo de uno en uno los muletazos. Gutiérrez y la evolución más el entendimiento de su toreo llevaron a momentos de entrega: las dosantinas, firmadas para un final temerario. Mató al segundo viaje para ser aplaudido.
El público se entrega
Huapango, de 555 kilos, segundo de la tarde, para Diego San Román, que toreó con cadencia a la verónica. El brindis a la afición para comenzar por abajo su faena. La buena colaboración del toro de Begoña y la muleta firme de Diego San Román lograron que éste ligara con temple y mando la primera serie por pitón derecho.
En la segunda serie, caracterizada también con esa largueza, el toreo fue vertical, llevándolo a ritmo y compás.
Una faena que se mantuvo en ese tenor, de un San Román bajo la propia inspiración, con un público cautivo y entregado.
También por el izquierdo dos series portentosas, después el molinete de rodillas y la variedad al punto donde se disfrutó su toreo. En los pasajes finales un ramillete del toreo en redondo, siendo la rúbrica una gran estocada.
Una espada que se negó
Escamol, de 516 kilos, tercero de Begoña, para Alejandro Adame, que saludó por verónicas. Buena labor realizó el torero de Aguascalientes, que encontró poder y mando desde su comienzo de faena.
Toreó asentado, con muletazos muy templados para eslabonar una faena que fue a más, conectando con gran fuerza en el tendido.
Adame salió con la plena convicción de triunfar y lo demostró en su faena, donde también ligó los naturales. Se fundió en tres molientes para dar paso a una serie en la que acortó la distancia.
Al final, esa determinación y deseo llevó a Adame a firmar una faena de importancia. La espada le privó del triunfo, escuchando dos avisos y palmas.
Poderosa faena
El cuarto, Franciscano, de 493 kilos, de la ganadería de Begoña, para Héctor Gutiérrez, que saludó por verónicas. Su faena de muleta la brindó al fotógrafo taurino Manolo Briones.
Gutiérrez se convirtió en la más clara muestra de una vocación firme, tajante, y por ello hizo vibrar a Cedral. Cuánto mando tuvo esta faena, poderosa, escrita con las letras de la verdad y la autenticidad.
Un guerrero nato de los ruedos, de los que saben que cada batalla se tiene que ganar. Un toro exigente que no perdonaba nada, que cuando Gutiérrez se puso de rodillas no dudó en ir con toda la fuerza para darle una voltereta, de la que se pensaba el peor de los desenlaces.
Heroico, se puso de pie, sin miramientos, para regresar a escena y cuajar dos series portentosas ante un público que le clamaba como al que más. La gran estocada le llevó a cortar dos orejas.
Palmas y silencio
El quinto, Charamusca, de 543 kilos, para Diego San Román. El toro complicado de inicio, protestando y siempre pendiente del torero.
Se rajó el de Begoña y el queretano doblegó los esfuerzos, buscando y estando muy por encima. Mató al segundo viaje, para ser aplaudido.
Socarrón, de 567 kilos, el sexto de la tarde, muy complicado desde salida, tumbando en dos ocasiones al picador Guillermo El Nonito Cobos. En la muleta imposible su labor, abreviando. Y retirándose en silencio.
Minero, de 562 kilos, de Begoña, el toro de regalo para Alejandro Adame, que con cadencia se dibujó por verónicas.
Buen trasteo de parte de Alejandro Adame, que encontró la potabilidad del toro por el derecho y así ligó series de calidad y temple.
Porfió también por el izquierdo, pero lo mejor continuó por el derecho: trazo largo, con recorrido templando siempre. Falló con la espada nuevamente y se retiró entre palmas.
FOTOS: MANOLO BRIONES