CDMX. Recortes en el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), como el que restringe el consumo de gasolina y la asignación de viáticos para la realización de proyectos de investigación en 50 por ciento, recientemente anunciado, conducen a una parálisis técnica, advirtió el dirigente del personal académico del organismo, Alberto Herrera.
«Esto significa que los proyectos de investigación que ya estaban programados no tienen los recursos necesarios para realizar las actividades previstas», expuso durante una concentración en la Plaza Manuel Gamio del Centro Histórico, convocada por la Unión de Sindicatos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (USINAH).
Dijo que la imagen presentada por el director del INAH, Diego Prieto, en las conferencias matutinas del Presidente de la República, es ilusoria respecto al Tren Maya y al aeropuerto Felipe Ángeles.
«No se trata de colectar números de objetos, sino de entender quiénes fueron los actores de la historia en esas regiones.
«Tanto el INAH como las autoridades centrales han hecho un esquema de relumbrón. Sólo llevan las actividades hasta cortar el cintillo, pero de ahí en adelante, institucionalmente, no existe ningún programa que garantice el uso y destino futuro de todo lo que se ha hecho tanto en el Tren Maya como en el AIFA y el Tren Transístmico.
«En ese marco ni siquiera hay garantía de la permanencia de muchos de los museos dados los recortes presupuestales», previno el arqueólogo.
Por su parte, la representante de las y los restauradores del INAH, Ximena Rojas, dio lectura a un documento en el que señaló que además de recortes presupuestales, la planta laboral de base se reduce.
«Lo que ocasiona que sea una institución con una cada vez menor capacidad de operación y que implica diferentes agravios, tanto para los trabajadores de base que ven mermadas sus prestaciones, derechos y condiciones mínimas para desarrollar su trabajo, como para el personal contratado bajo modalidades como la del capítulo 3000, a quienes no se les garantiza seguridad laboral alguna, en un momento en el que se ha declarado públicamente el fin de formas leoninas y abusivas de contratación».
Además, alertó, la materia de trabajo del personal del INAH está en riesgo porque actividades como la custodia de las zonas arqueológicas se ha encomendado a las fuerzas armadas.
También denunció que en el INAH se vive un clima de hostigamiento laboral, que va «desde un ambiente de trabajo hostil entre trabajadores y autoridades, hasta la política represiva de levantamiento de actas administrativas injustificadas».