Lo cultural
El sábado 4 de febrero de 1911, el director de la Biblioteca Pública elabora su primer informe. Don Joaquín Belloc tiene 70 años; él sustituyó a Ignacio Aldaco, quien murió el 26 de diciembre. Aldaco también administraba la biblioteca de la Sociedad de Obreros Libres.
Belloc fue asignado a esa instancia porque no existía en sus años la jubilación. Dependiente de su precario salario para mantener a su familia, con más hijas que varones, debió estar en servicio activo. Al aceptar el cargo, dejó Fresnillo y se instaló en la actual calle Genaro Codina. Por su domicilio, y por la ubicación de la Biblioteca (situada en el Edificio del Estado, sede de los poderes Legislativo y Judicial), su ir y venir tal vez transcurrió por el incómodo callejón de Veyna.
El informe que redacta Belloc, lo hace cumpliendo las indicaciones del jefe político de la capital, Alberto Elorduy. Éste, a su vez, lo ordenó por la solicitud de la Dirección de Estadística, de la Secretaría de Fomento. La respuesta la hace el mismo día que recibió el oficio, el sábado 4 de febrero de 1911. El registro de uso de la máquina de escribir es, probablemente, de primera vez. Supongo que es un momento de cambio radical para Belloc: pasar de lo manuscrito a la máquina; escribir para conversar con autoridades y no con alumnos que aprenden las primeras letras.
El informe, y el texto que responde la solicitud, fueron elaborados en máquina de escribir; la cinta es de color azul. El profesor asentó el nombre de la Biblioteca: Zaragoza. Informa la existencia de 12 mil obras, en 20 mil volúmenes. El número de visitas al año es de mil quinientas personas. Consigna que los fondos provienen del erario estatal.
El mismo 4 de febrero de 1911 también se circuló la invitación y la orden escrita para acudir a la inauguración de la escultura alada del monumento a la Independencia. Igualmente, el mismo día, Luis Moya Regis hizo pública la rebelión del Plan de San Luis. Lo hace en Nieves. Aquí inicia la fase armada de la Revolución en Zacatecas.
Las máquinas de escribir
Antonio Cabral es un empresario jerezano. En 1911 vive en Zacatecas. Sus datos indican que no le va mal en el comercio: tiene una casa donde le asisten varias empleadas. Frecuenta asociaciones de empleados particulares y es parte de las redes familiares que presumen reconocimiento social más allá de la tercera generación.
En las notas de remisión de la Casa Hermanos Cabral, además de los datos de la empresa, tiene avisos con letra y grabados. En las notas de 1910 manifiesta con letras: “Existencia constante de papelería y artículos de escritorio”. Otro aviso: “Agentes para el estado, de las excelentes máquinas de escribir Remington”, junto a ellas una imagen del aparato; y la mejor, la que nos permite imaginar el estado de progreso de la clase media zacatecana: “Agentes para la república, de las supremas máquinas de lavar 1910”. Un par de meses después, en una circular impreso y complementada con tipografía de máquina en color rojo, Cabral informó que era el agente de ventas de la máquina “L. C. Smith & Bros”.
La máquina de escribir, como el ferrocarril, es uno de los símbolos del progreso y la contemporanización de México con Occidente. Su uso permite fluir la relación trabajo-tiempo, el que deben cumplir los empleados; pues al agregar las hojas copiadoras (carbón), las que facilitan la creación de textos duplicados, las labores se simplifican y aumenta la producción de textos. En esa esfera está ingresado Belloc.