ZACATECAS. Rosario Martínez Flores, coordinadora del área de Investigación y posgrado de la Unidad Académica de Psicología (UAP), de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), declaró que la depresión infantil aumentó considerablemente después de la pandemia, debido a que «la vida de los menores cambió repentinamente».
Detalló que los infantes no tuvieron la posibilidad de despedirse de sus seres queridos que fallecieron en la pandemia, lo que representó un duelo, además, complicó la forma de asumir las situaciones y modificó la manera comprender. Todo eso generó incertidumbre, modificó la manera de pensar y de demostrar sentimientos que, como sociedad, no pueden ser detectadas fácilmente.
Detalló que el contexto social en el que los menores se desenvuelven los orilla a no saber cómo controlar sus emociones. Hay ocasiones en las que el comportamiento violento, retraído o feliz es un choque de emociones, a las que no se les suele tomar importancia ya que, al ser niños, los adultos no les prestan atención a sus necesidades y las menosprecian, con la justificación de que «no saben lo que quieren».