ZACATECAS. Las recetas se pueden heredar, pero eso no garantiza la sazón al momento de revivir los tradicionales platillos familiares; sin embargo, en Birria don Chava se cumple puntualmente con ambas condiciones, pues Manuel Acosta, encargado de preparar y servir en este local, logró traer con éxito desde Tepetongo a la capital zacatecana una inigualable birria.
Proveniente de una familia dedicada por años a la venta de comida, iniciada por sus abuelos en Tepetongo, Manuel continuó los pasos de los suyos por este noble oficio que es el de ofrecer alimentos, y al cual ya le ha dedicado más de una década.
Recordó que desde su infancia ayudaba a sus papás a vender tacos en un local que tienen en Guadalupe, frente al Hospital de la Mujer; desde entonces se desarrolló en él una inquietud, que no cesaría hasta su adolescencia, cuando decidió dedicarse de lleno al negocio de la comida
El plato estrella
Aunque lleva más de una década trabajando, fue apenas hasta hace un par de años que se instaló su establecimiento en la Avenida San Marcos, a una cuadra de la vía ferroviaria, detalló Acosta.
En un comienzo abría por las noches, con un menú de carne asada y birria, pero la clientela lo empujó sutilmente a que se dedicara de lleno a la birria, pues la gente lo consideraba (y hasta la fecha) el plato estrella.
Por esto, cambió su horario a las mañanas, donde continúa con la misma calidez humana que lo caracteriza, pero ahora con la birria como el emblema del local, que sigue entre el gusto de todos aquellos que la prueban.
La variada oferta
En Birria don Chava se puede encontrar desde el tradicional plato con consomé, hasta la birria a la plancha, así como birriamen (sopa ramen con consomé y carne), quesabirrias, tortas y tacos blandos y dorados.
El servicio que ofrecen es de martes a domingo, de las 8 a las 13 horas, aproximadamente, o cuando se acaba la carne.
Manuel señaló que parte importante del éxito ha sido seguir al pie de la letra las recetas de sus antepasados y el amor que pone al atender a sus clientes.
De hecho, está tan seguro de que su birria es exquisita, que los comensales tienen la garantía de que si no les gusta, no pagan.
Se le cuestionó al respecto, sobre cuántos clientes se han ido. Él, sonriente, respondió que hasta la fecha ningún cliente se ha ido sin pagar; incluso, generalmente, siempre dejan propina y se van satisfechos.