JALISCO. La primera novillada de la temporada en la Plaza de Toros Nuevo Progreso, de Guadalajara, tuvo como protagonista al novillero ecuatoriano Juan Palacios El Pantera, que tuvo un debut triunfal, emocionando a los aficionados gracias a la desmedida entrega que puso en los Tres Tercios.
Sin duda, en los momentos que vive la fiesta brava, encontrar un novillero con esa frescura se reconoce, pues en El Pantera destaca no solo el valor, sino las ganas de querer ser, de llegar y saber que una tarde como hoy era clave para su carrera.
Cortó una oreja, quedando a deber la segunda que el público pedía de manera unánime. Esta vez falló el criterio del Juez de Plaza, que negó la salida a hombros ganada por derecho.
El trofeo sí fue muy poco, pero la vuelta al ruedo tuvo esa honradez. La tarde, en términos generales y con la salvedad de El Pantera, fue de muy poco contenido; una novillada que poco se dejó de la ganadería de Raúl Cervantes y que impidió el lucimiento de los novilleros.
La voluntad de Lagartijo
Beto, de 425 kilos, el abre plaza del hierro de Raúl Cervantes, para el tapatío Paco Miramontes Lagartijo, que poco lucimiento tuvo con el capote.
Con la muleta buscó el entendimiento ante el exigente novillo, al que comenzó a torear en las tablas.
Sacó buenos muletazos, pero a la faena le faltó esa continuidad, lo destacable; es la actitud que mantuvo.
El novillo, complicado, siempre a la defensiva, pegando los derrotes, con la cabeza arriba, y él, buscando al final sacar lo más posible. Al final, saludó en el tercio.
Se sobrepone a la adversidad
Amigo, de 465 kilos, segundo de la tarde de Raúl Cervantes, para Gerardo Cruz, que mostró deseo y ganas de agradar desde la salida, cuando recibió con larga cambiada de rodillas a un toro alegre con movilidad, que peleó, además con gran fuerza en el caballo del picador Martín Carrillo que lució en la Suerte de Varas.
Rivalizó en quites, en una sana competencia con El Pantera, ambos con más ganas que lucimiento.
Brindó su faena al periodista Heriberto Murrieta, presente en una barrera de primera fila.
Tampoco resultó fácil este segundo, colándose, con mucho genio, quedando muy corto, siempre pendiente del novillero, que se llevó el primero de los sustos al ser prendido, con fea voltereta, de la que se repuso.
Resultó imposible sacarle los muletazos, se esforzó, eso debemos reconocerle, pero ante las condiciones del novillo, buscar más fue imposible.
El tesón en los pasajes finales fue determinante para cerrar la convincente actuación. Certero con el acero cosechó palmas.
Ramón Jiménez, derroche de voluntad
El tercer espada, Ramón Jiménez, desde su salida, apostó el todo por el todo. Se fue con ese valor a recibir a Glorioso, de 440 kilos, de Raúl Cervantes, a porta gayola y después, en el centro del ruedo, porfío de rodillas para encender a la afición tapatía con el repertorio con el capote.
Se adornó con un quite por gaoneras, cubrió el Segundo Tercio con un derroche de voluntad en los tres pares.
Brindó su faena al empresario y ganadero Pablo Moreno y comenzó con un cambiado por la espalda que abrió las emociones.
El pitón más potable fue el izquierdo, donde ligó dos series pero le faltó mucho encontrar el ritmo.
Dejó reconocerlo algunos muletazos aislados, pero solo eso. Esta vez fue un novillo importante. Estuvo pesado con la espada y sonaron los tres avisos, regresando vivo el ejemplar.
Poco pudo hacer Alejandro Moreno
El cuarto, Bondadoso,de 390 kilos para Alejandro Moreno, quien brindó su faena al respetable. Tuvo muchas dudas el novillero, pues se mostró con pocos recursos.
El evidente verdor lo llevó a mostrarse nervioso y sin técnica, faltando mucho sitio. Silencio tras su labor.
El Pantera emociona y triunfa
El quinto, Paisano, de 410 kilos para Juan Palacios El Pantera, que con faroles de rodillas se abrió de capa, dejando buen saludo.
Quite por chicuelinas y eso fue la antesala al gran espectáculo que dio en las banderillas, por lo que puso a la plaza entera de pie.
No le cupo el alma en el cuerpo, así como el deseo y la convicción. Temerario inicio de faena, por alto, dando paso al buen toreo derechista, series asentadas, con mando, poder y ese inmenso deseo de demostrar que quiere y puede.
La faena fue a más, disfrutando las series, con recorrido en los muletazos, imprimiendo esa variedad.
Mató de estocada certera, en buen sitio, para cortar solo una oreja, pese a la unánime petición de las dos.
Imposible, el cierra plaza
Cervantino, de 470 kilos, cierra plaza para Israel Morales, no tuvo un pase, con un peligro latente, incierto.
¡Imposible! Le sonaron los tres avisos, poco pudo hacer y la afición reconoció su esfuerzo con palmas.
Fotos: Manolo Briones