Dista mucho de terminar la escaramuza, pero deja remanentes que, sin temor a exagerar, serán factores que darán forma decisiva al sistema político mexicano para los siguientes lustros.
Antes de la designación de Xóchitl Gálvez como candidata del frente opositor ya veíamos un esgrima político que, como ya se ha comentado en este espacio, disimulaba la vergonzante realidad en que las principales opciones políticas, en un anhelado síntoma de democracia elemental, no atinen a organizar una elección primaria.
Pero en fin. Ayer por la tarde, la 4T anunció que la “ganadora” de la encuesta fue Claudia Sheinbaum. Horas antes, Marcelo Ebrard se quejó de irregularidades en la aplicación de las encuestas a nivel tal que echan a perder el proceso y su resultado.
Durazo y Delgado minimizaron las denuncias de Ebrard, quien hasta anoche se resistió a adherirse al resultado.
¿Qué futuro le depara al movimiento con un Ebrard en ruptura? El ex canciller ya anticipó que no será sino hasta el próximo lunes cuando anuncie si permanece o no. Tiempo suficiente para que las fuerzas políticas y otros núcleos de poder echen mano de sus vastos recursos mediáticos para calentar el ambiente y orientarlo hacia sus intereses.
Harán harto revoloteo para presagiar la catástrofe morenista algunos y otros para manifestar la consolidación de la unidad, para continuar en el poder.
Tiempo suficiente para que Ebrard Casaubón escuche propuestas de todos tipos y procedencias y negocie, donde quepa, las condiciones de su respaldo a Sheinbaum. Soy de la opinión de que, para efectos de su futuro político, al ex canciller le es más conveniente permanecer en el morenismo. Romper para emigrar al emecismo (única opción plausible) sería un suicidio político, ya que con los escenarios disponibles hasta ahora, conserva fuerza la hipótesis de que dividiría mas al voto anti 4T que al de sus actuales correligionarios.
Llamaron la atención; sin embargo, varios mensajes tácitos de parte de los protagonistas que no son Ebrard.
Por ejemplo, el anunciado rupturista Ricardo Monreal, quien a juzgar por su alineación ayer, piensa seguir de la mano del obradorismo, lo que le asegura mínimos nada despreciables de influencia y le permitirá alinear sus fichas en alguna alcaldía de CDMX o en su natal Zacatecas, bastante golpeada por la inseguridad.
Lo mismo Adán Augusto López, quien desde Segob anticipaba una influencia más allá de Tabasco donde el obradorismo perdurará por décadas en atención a la derrama de inversión y desarrollo del sexenio.
Manuel Velasco, franquiciatario chiapaneco del verde, seguirá vigente en razón de su edad y el mismo criterio de arrastre del gobierno por el desarrollo inducido a la región.
Noroña surge. Al pelear el tercer lugar y escalar con un promedio de 10 por ciento en las mediciones, Gerardo Fernández Noroña se confirma como el político más rentable del proceso. Y “rentable” en razón de su “rendimiento por litro”, donde no echó mano de grandes recursos, sino se limitó a eventos de gasto espartano, a videocharlas en redes y encuentros (cuando no encontronazos) francos y directos con la prensa local de algunos lugares que visitó.
El dato sonará incómodo para varios, incluido el mismo López Obrador, pero estamos asistiendo a la consolidación de un líder nacional cuya proyección podrá darle para pelear posiciones de mucho mayor calado.
Con lo visto ayer, menospreciar a Noroña será, lo menos, necio.
Tanto el “establishment” mediático como el lopezobradorismo se sentirán incómodos con ello y procurarán minimizarlo, pero su resultado individual dará a Noroña una vigencia e influencia para pensar en cosas mayores.
Lo dicho: la escaramuza apenas inicia.