ZACATECAS. Para el frío otoñal y como una forma de conservar las raíces, la docente de bachillerato Itzel Ríos Rodríguez compartió la receta del atole de cempoalxóchitl, una bebida milenaria hecha con las tradicionales flores naranjas.
Explicó que para esta bebida se utiliza azúcar y no piloncillo, ya que el objetivo es que la flor conserve su característico aroma y sabor.
Detalló que “algo importante para el atole es usar una taza de pétalos por cada litro y medio de agua”, como lo hacía su abuelita.
“Echaba los pétalos y un litro de agua en la licuadora, los molía y los colaba una y otra vez hasta que se deshicieran completamente”, relató Ríos Rodríguez.
Dio a conocer que a la preparación se le añade masa y después azúcar o leche al gusto.
“Incluso estaría bien que lo pruebes antes de echarle azúcar para que sepas a qué saben los pétalos, pues tienen un sabor único y especial”, destacó.
UN SEGUNDO AIRE
La maestra refirió que la bebida cobró popularidad como una forma de conservar la identidad, “lo que es propio.
“Tal vez es parte de un movimiento cultural que se da en las naciones latinoamericanas, como de valorar lo que es suyo, producto del mestizaje o las épocas prehispánicas”, comentó.
Aseguró que en el estado se producen dos variantes de flores nativas, es decir, que no tienen una modificación genética, las cuales recomendó para el atole.
Enfatizó que en la comunidad Tacoaleche, Guadalupe, “los mismos productores te dejan cortarlas”.