PACHUCA. El torero hidrocálido Héctor Gutiérrez vuelve a dar un golpe firme sobre la mesa, ahora tocando la Plaza de Toros Vicente Segura, de Pachuca, donde cortó dos orejas, convirtiéndose en el triunfador de una tarde en la que volvió a demostrar su gran nivel.
La salida a hombros, en el cuarto y último festejo de la Feria de Pachuca, llevó plasmado el nombre del torero hidrocálido que de esta manera sigue demostrando ese paso arrollador. Esta tarde será clave para los compromisos venideros como Guadalajara y Tlaxcala.
Este sábado también dejó huella el toreo de Diego San Román que desafortunadamente no pudo tocar pelo por las fallas con la espada.
Antonio Lomelín no se dejó nada ante sus paisanos, un lote complicado de Claudio Huerta que lo llevó a regar a un toro de buen juego, perdiendo la posibilidad de cortar una oreja al estar errático con el acero.
El deseo de triunfo de Lomelín
Vidriero, de 456 kilos, recibió con farol de rodillas para Antonio Lomelín, que después toreó a la verónica con cadencia y mando.
Un tesonero quite por gaoneras firmó el torero hidalguense que mostró sus buenas y finas maneras en el manejo del capote.
El toro fue tardo en la muleta, acusó debilidad, esforzado estuvo el torero que buscó por todos lados las opciones del ejemplar de Claudio Huerta que embistió a cuenta gotas.
Fue loable el esfuerzo, pues estuvo en la cercanía, aguantando mucho, y tirando lo más posible, consiguiendo que la afición le reconociera esa entrega. Con su segundo también realizó un gran esfuerzo, pero el toro tuvo muy poco por ofrecer. Apostó por regalar un sobrero de nombre Querido Pepe.
Dejó el hidalguense momentos de calidad. Pesado con el acero, escuchó aviso, y saludó en el tercio.
Grandeza de Héctor Gutiérrez
Tortolito, de 483 kilos fue el segundo de la tarde correspondiendo a Héctor Gutiérrez, que firmó con gran verdad su saludo capotero, se abrió por verónicas y después firmó un variado quite.
Brindis a la afición de la Bella Airosa, para encontrarse en la muleta con un toro muy deslucido, siempre con la cabeza arriba, y sin emplearse con esa calidad.
Porfirió mucho, se esforzó en todo momento, en las cercanías, todo el mérito lo tuvo él, dándolo todo y siempre por encima, sacando así muletazos importantes, sobre todo por el derecho, reflejando su entendimiento y evolución. El toro pasaba, sin el mayor de los sentidos, Héctor es quien lo hizo ver más, mucho más de lo que en verdad valía.
Al final rompió en dos tandas poderosas, con verdad, rotundo fue el toreo de un convencido Héctor Gutiérrez que logró poner de acuerdo a la afición al valorar su enorme entrega y rotundidad.
En la cercanía de tablas, donde no cabía nadie más, se jugó el todo por el todo en una escena donde el guerrero resultó vencedor.
Estocada certera para cortar una oreja con petición mayoritaria de la segunda que no se concedió.
Se abrió de capa con garbo el torero hidrocálido, Héctor Gutiérrez con su segundo, para un inspirado saludo con el capote acompañado de la variedad en el quite.
Portentosa faena por el derecho, ejemplar aprovechado por el de Aguascalientes que corrió la mano a placer, relajado, torero y en sitio.
Torero fino que por el izquierdo, con el vuelo de la muleta, acompañó con la cintura, para firmar una comparsa de naturales. La clase, con empaque y técnica, sin dejar la enorme entrega y el valor temerario que le caracterizan.
Cuando emana el arte todo se detiene, y hoy se aquilató una faena portentosa, desbordando la emoción del público que le ha visto crecer y madurar como torero.
La convicción de
Diego San Román
El tercero, de nombre Media Luna, correspondió a Diego San Román que sigue caminando bajo la convicción y poder.
Un ejemplar que terminó por entregarse gracias al entendimiento y valor puestos por el torero queretano que cuajó series de gran calado. Expuso, metiéndose en los pitones y fue ovacionado.
Lo mejor llegó con su segundo, a la postre el sexto del festejo. Cincuentón, de Claudio Huerta, el de mejor juego de la tarde, con el que se dibujó con mucha suavidad con el capote para firmar verónicas y también dejar sus buenas maneras con un quite.
Un cambio de mano firmado y una serie por pitón derecho con suavidad fue la primera parte de esta interesante faena del queretano.
El toro se movió, pero necesitaba ese mimo, y por ello lo llevó lento, despacio, al ritmo de la suavidad y del temple, mostrando así sus cartas credenciales.
Por el izquierdo, también toreó enfibrándose y en la cercanía, luciendo con su tauromaquia. San Román mostró sitio, estaba puesto para este día, sin duda, su rodaje, se evidencia cada tarde. La estocada no pudo ser perfecta y se perdieron los trofeos.