ZACATECAS. Los estudiantes de noveno semestre de la carrera de Minas y Metalurgia de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) que estuvieron varados en Acapulco, Guerrero, durante el paso del huracán Otis, aseguraron que la unión y el compañerismo fueron vitales para regresar a la entidad.
Los alumnos detallaron la desesperación que sintieron al vivir el desastre natural, pues consideraron que no existían las medidas de seguridad adecuadas en el hotel Gamma Acapulco Copacabana, donde se hospedaron, e inclusive el personal se retiró del recinto.
PRIMER AVISO
Los alumnos viajaron a Acapulco para asistir a la 35 Convención Internacional de Minería México 2023.
Aseguraron que antes de entrar al evento de inauguración recibieron la noticia de que la tormenta tropical se convirtió en un huracán de categoría 5.
Sin embargo, los organizadores los reunieron en el Palacio de Convenciones de la ciudad, acto que consideraron irresponsable.
Con el paso del tiempo, la intensidad del viento y la constante lluvia comenzó a inquietar a los zacatecanos, quienes al arribar al hotel se percataron que algunos vidrios estaban rotos.
LA DESESPERACIÓN
Relataron que alrededor de la medianoche se quedaron sin señal en sus celulares, lo que les provocó angustia y preocupación por no poder informar a su familia cómo se encontraban.
Dos horas después, el caos comenzó, pues mencionaron que “los ascensores, pasillos y habitaciones estaban inundadas; no sabíamos qué hacer”.
Ante la desesperación de no saber a dónde ir y por la falta de personal que los guiara, optaron por refugiarse en la habitación del docente a cargo, Juan de Dios Magallanes.
Señalaron la incompetencia por parte de Protección Civil, ya que al arribar les comentaron que únicamente rescatarían a una sola persona, a pesar de la gran cantidad de adultos mayores y niños que requerían apoyo.
EN BUSCA DE REGRESAR
La mañana del miércoles, cuando el huracán se debilitó a tormenta tropical, salieron en busca de alimentos.
Sin embargo, la zona estaba devastada, por lo que tuvieron que conseguir un poco de víveres en las tiendas de conveniencia que fueron saqueadas.
A su regreso al hotel preguntaron a los policías sobre la posibilidad de salir de la ciudad y obtuvieron una respuesta favorable, pues les comentaron que la única vía era la carretera hacia Chilpancingo, Guerrero.
La mañana del jueves partieron en una sprinter, a pesar de que los vidrios estaban rotos, pero con el objetivo de arribar lo más pronto a la capital de cantera y plata.
Enfatizaron que esta experiencia les dejó la enseñanza de que “nada tenemos seguros, hay que ser solidarios y apreciar los detalles de la vida como la comodidad que tenemos.”
Por su parte, el director de la Unidad Académica de Ciencias de la Tierra, Santiago Valle Rodríguez, precisó que los alumnos reciben atención psicológica, pues no fue un tema minúsculo vivir un fenómeno natural que dejó hasta el momento 47 muertos, miles de damnificados e incalculables daños materiales.
Con información de Ramón Tovar.