PINOS. El obispo de la Diócesis de Zacatecas, Sigifredo Noriega Barceló, lamentó que a la par que en La Victoria padecen los estragos de la sequía, las familias sufren por ser obligadas a huir de sus hogares a causa de la inseguridad.
Sobre esta comunidad, que los habitantes evidenciaron como un punto rojo en inseguridad y la presencia de criminales, el obispo destacó que La Victoria padece dos problemas fundamentales: la sequía, que es un hecho propiciado por la naturaleza, pero además la inseguridad, provocada por el ser humano: “son situaciones como las de inseguridad en las que estamos inmersos”, puntualizó.
Expresó que “son situaciones que nos llevan a estar con el Jesús en la boca, en la incertidumbre por la gente que tuvo que salir, que cambió de domicilio, que nos llevan a que haya muchas familias que están sufriendo y es un sufrimiento no causado por la naturaleza, sino por el mismo ser humano”, lamentó.
El obispo dijo que es en estos escenarios en los que tenemos que poner lo mejor de nosotros mismos, tenemos que sacar ese sentimiento de bondad de vida que hay dentro, “tenemos esa esperanza de que el mal no es más fuerte que el bien”.
Si bien reconoció que el sufrimiento que se padece en esta región no se quitará, reiteró en su mensaje de paz, que vivir conforme a la vida de Jesús, de acuerdo con su palabra, el mal causado por el demonio por los vacíos existentes en cada vida, puede echarse fuera.
Los demonios, recordó, se meten en los vacíos que van quedando; la terquedad es que siempre está tentando y trabajando el corazón humano para que no sea bueno, por lo que insistió en el llamado a la oración por la paz; “pero hoy escuchamos en la palabra que, cuando no se hace oración entra el demonio y hace todo lo posible por que el mal siga creciendo”.
De aquí surge esta tarea, añadió, para construir el reino de dios que obliga a luchar contra todo tipo de mal; la tarea es al mismo tiempo que piden, trabajan para que el mal causado por los seres humanos vaya disminuyendo en nuestro mundo.
Ante cientos de fieles, el obispo dijo ser partidario de que será la fe, que es la fuerza que da dios en nosotros, la que hará crecer la esperanza y se notará en los frutos que todos den, y uno de los más grandes será “ver que el mal disminuya, contribuiremos a que haya menos mal y menos malos en el mundo, es la tarea”, dijo.
Por otro lado, Sigifredo Noriega habló del otro padecimiento que sufren los habitantes de La Victoria, que es la falta de agua, que pretende acabar con la vida que trajo a los ancestros a esta comunidad, movidos por una enorme riqueza de fe, esa misma que hoy sigue moviendo montañas y que sigue llevando a fortalecer las debilidades en los momentos difíciles.
Ante ello, pidió no desfallecer ante estos retos de hoy para pasarle la estafeta a las siguientes generaciones, a las que sin duda, dijo, quienes están hoy no desearían quitarles ese derecho, pero pidió sacar lo mejor de ellos mismos y a ser buenos administradores en el recurso del agua y compartirla.
Posterior a su Segunda Visita Pastoral en la que recorre las siete parroquias del Decanato de Pinos, el obispo participó en una peregrinación que culminó en el templo de La Victoria en la que este viernes se celebra la Fiesta de la Tuna 2023.