ZACATECAS. Mientras hay hogares que se preparan para las fiestas, en las vías del ferrocarril cientos de migrantes esperan alcanzar el sueño americano. Varados en Zacatecas, dejaron a sus familias o no las alcanzarán en el camino para esta Navidad.
Los latinoamericanos siguen sin avanzar en su trayecto después de que fueran bajados del tren, que se dirige al norte del país. “Mientras estemos en caravana las fechas no cuentan, solo queremos buscar una vida mejor”, afirmaron.
Desde El Salvador, Honduras, Nicaragua, Ecuador, Colombia y Venezuela, han recorrido miles de kilómetros y este 25 de diciembre no tendrán fiesta o un techo para celebrar, sino que estarán a bordo de un tren o al costado de las vías para tratar de seguir su camino.
UNA FECHA MÁS
“Este año para nosotros no hay Navidad, pero tenemos fe en que llegaremos en familia al otro lado”, dijo Juan Manuel con voz entrecortada y con su hijo de cinco años tomado de la mano.
Explicó que ya tiene desde octubre recorriendo el país, tras migrar de El Salvador. Su mujer e hijos recibieron la visa humanitaria, por eso comenzó el camino solo y hasta que consideró adecuado se encontró con ellos en la Ciudad de México.
“Cuando solamente vamos hombres se pueden recorrer distancias más largas, pero cuando es toda la familia el trayecto es más complicado por los niños”, precisó el padre. Además, resaltó que solo suben al ferrocarril cuando está detenido para evitar tragedias.
“El camino ha sido duro, pero seguimos firmes. A mí me dejó el tren hace tres días, pero mi esposa y mi bebé siguen a bordo, ya casi llegan a Torreón [Coahuila]”, expuso Ezequiel, oriundo de Venezuela.
Por bajarse a conseguir alimentos para su familia ya no pudo abordar el convoy, por ello su familia tuvo que continuar sin él.
“Es muy triste, hermano, quería por lo menos estar para Navidad con ellos, pero el tren no pasa; tendré que luchar para alcanzarlos en Año Nuevo, esperemos que ya más cerca de la frontera”.
OTRA FAMILIA
Ana María y su esposo Juan Román, provenientes de Nicaragua, se trasladan con tres niños y dos adolescentes con la esperanza de poder brindarles una mejor calidad de vida, pues uno de los menores padece de problemas en los pulmones y requiere de un tratamiento que en su país no podían solventar.
Ellos viajan hacia Ciudad Juárez, Chihuahua, con la ilusión de poder obtener una visa humanitaria por lo menos para los pequeños.
Ana relató que en Nicaragua vendía comida para mantener a su familia, pero la delincuencia comenzó a exigirle cuota y nunca le pagaban lo que consumían, por eso decidió huir para buscar una vida mejor.
Agregó que durante el trayecto “adoptaron” a dos chicas salvadoreñas. “Se las quitamos a los agentes de migración, pues las acosaban y amenazaban con regresarlas si no cooperaban y se dejaban tocar”.
Destacó que el trayecto hace que todos los integrantes de las caravanas se conviertan en familia. “No hay ningún otro lugar con quien quisiera celebrar las fiestas navideñas que con ellos. Nos apoyamos unos a otros y nos propusimos llegar juntos hasta la frontera”.
APOYO DE CORAZÓN
Durante la estancia de los migrantes latinoamericanos, colectivos como Máquina 30-30 Amor sin Fronteras les brindan alimentos, agua y ropa abrigadora desde el 22 de diciembre.
De igual manera, personal del Banco de Alimentos acudió con paquetes de despensa para tres personas y apoyaron con la entrega de pollos preparados, así como productos no perecederos para que les den a los niños en el camino.
También Amor sin Fronteras entregó cobijas, “pues las personas durmieron en las cercanías de las vías del tren y no tenían algo con que atajar el frío”, informó el colectivo.
Sus integrantes aseveraron que, de seguir varados durante las fiestas navideñas, compartirían el pan con los migrantes. “Si ellos continúan vamos a ver qué les ofrecemos de cenar”.