La candidatura de Jorge Álvarez Máynez y el dilema como zacatecanos
Déjeme hacer dos acotaciones: uno, escribo esta colaboración desde el sesgo que da conocer al aludido precandidato presidencial de Movimiento Ciudadano (MC), mi paisano zacatecano Jorge Álvarez Máynez -sin ser su amigo propiamente, somos algo contemporáneos, pero soy mayor que él-, y a la vez tener presente su desempeño como legislador federal, como alguien que ha trabajado en el Poder Legislativo federal y sabe el rol que juega un coordinador parlamentario, como lo es Jorge.
Y dos, escribo también estas líneas también como ciudadano zacatecano libre y atento a la vida política. Con eso en mente, permítame explicarle la perspectiva que da título a esta colaboración.
Como paisanos zacatecanos, pero sobre todo como ciudadanos, no nos debe ser ajeno que, para la próxima contienda electoral federal en junio de 2024, a menos que algo raro pase, en la boleta estará compitiendo Jorge Álvarez Máynez, representando a Movimiento Ciudadano.
Hemos de considerar que su futura unción como candidato presidencial del partido naranja se da después del fallido intento de tener esa candidatura del polémico, complejo y peculiar gobernador de Nuevo León, Samuel García Sepúlveda. Es decir, Álvarez Máynez es el resultado de un proceso de selección de candidatura presidencial por un partido que se complicó y llevó a revisar diferentes perfiles, resultando favorecido.
Por otro lado, vale la pena mencionar que el partido que impulsará al zacatecano, bajo el liderazgo moral y burocrático del experimentado veracruzano Dante Delgado Rannauro, es una amalgama de perfiles diversos, complejos, con distintos -y cuestionables en muchos casos- perfiles políticos, que al amparo de una narrativa no muy sólida de socialdemocracia o tercera vía, trata de hacerse espacio a costa principalmente de la crítica a los partidos “tradicionales”, apareciendo con cierta estridencia en algunos temas, pero a la vez actuando de forma cuestionable ante algunos sucesos políticos.
Como sea, Movimiento Ciudadano es un tutti frutti que le apuesta a la política y a la lucha desde las redes sociales y deja un tanto de lado la política territorial.
Aunado a lo anterior, desde la nominación a la precandidatura del político naranja, se han dado a conocer algunas circunstancias de su vida pública, entre ellas, su experiencia enfocada al plano legislativo, su militancia o presencia partidista en distintos institutos, su obtención de posiciones por la vía plurinominal, el manejo de la franquicia naranja en el ámbito local entre los familiares y los amigos, los vínculos en algunos negocios -como un medio de comunicación- y otras tantas cosas más que han sido usadas para cuestionar su coherencia política y su actuar impoluto.
Ahora bien, hay muchas cosas más que han salido a la luz pública o se han retomado, y seguramente saldrán otras o habrá detalles. Pero a lo que quiero llegar es que, quienes hemos coincidido con Jorge, estaremos en la víspera de cuestionar su aspiración amén de, precisamente, haber coincidido con él.
¿A qué me refiero? Déjeme poner tres elementos: uno, Jorge es claridoso. Tendrá que serlo al explicar sus relaciones políticas locales. Dos, Jorge es entrón. Tendrá que ser muy entrón cuando hable de la situación que se vive en Zacatecas, con nombres y apellidos. Tres, Jorge es muy crítico, y en ese tenor, tendrá que endurecer la piel porque la crítica hacia él irá proporcional al ejercicio que ha hecho de la suya… principalmente en la estridencia en redes.
El dilema que tenemos como zacatecanos es muy sencillo: apoyarlo o dejarlo solo. Cada una de esas opciones tendrá su acotación, pero me enfoco en el tema de apoyarlo.
¿Qué se necesita para que Zacatecas se vuelque a apuntalar a Jorge Álvarez Máynez como un zacatecano a la presidencia de la República? Por supuesto, Usted tendrá la mejor opinión, pero quizás la circunstancia local de Jorge en estos momentos no es la óptima para armar una plataforma de ánimo presidencial configurando la aceptación de su rol electoral… pero ya cada quien decidirá… quizás es buen tiempo para evitar que se configure aquello de “candil de la calle (México), oscuridad de la casa (Zacatecas)”.
Como sea, tener un candidato presidencial de origen zacatecano es un parteaguas histórico que puede tener unos coletazos muy interesantes en la política local. Desde luego, dependerá de las configuraciones electorales partidistas (para acabarla de chi…flar), pero con que sacuda un poco el escenario caciquil actual ya puede ser una ganancia. Ojalá impacte más.
Además, los zacatecanos quizás tengamos un momento de crisis en la decisión de apoyar en la boleta una de las opciones femeninas (sin perder de vista que, a dichos de Álvarez Máynez, representan a la política de siempre) o al paisano. Por supuesto, aún falta por ver las campañas. El tiempo irá acomodando las cosas. Y nada como el tiempo para resolver un dilema.