MORELIA. El novillero Bruno Aloi cortó cuatro orejas y un rabo en el Palacio del Arte, donde dio una importante muestra del nivel técnico y artístico que está alcanzando, mismo que no está exento de un valor a carta cabal y de un talento privilegiado para entender la lidia que requiere cada novillo que enfrenta.
La Fundación Los Ángeles Taurinos A.C., cuya presidenta es la empresaria Tomasina, se anotó otro éxito con este evento benéfico, en el que Aloi alternó con toreros de origen francés: Lalo de María y César Fernández, quienes cortaron un apéndice.
El otro mexicano del cartel fue Andrés García, quien por fallos con el acero malogró el triunfo que tenía en sus manos ante el octavo novillo.
Este ejemplar, perteneciente a un encierro integrado por las ganaderías de Arroyo Zarco y Torreón de Cañas, cuyo propietario, don Fernando Pérez Salazar, dio vuelta al ruedo con Bruno al término de la lidia del sexto, toro que destacó por su buen juego, al igual que el tercero, de Torreón de Cañas.
La determinación de Fernández
Con el novillo abre plaza, César Fernández se dejó sentir cuando tomó la muleta. Aprovechó mayormente por el pitón derecho la nobleza del ejemplar de Arroyo Zarco.
No estuvo exento de sufrir una voltereta; aunque sin consecuencias. Terminó el segundo viaje con la espada y un golpe con el descabello.
Con el quinto, de Torreón de Cañas, calentó el ambiente al realizar una tanda de muletazos de rodillas. Apostó fuerte para ligar cada pase e ir logrando dividendos. Ejecutó una estocada completa para cortar un trofeo.
Fernández regaló un novillo de Arroyo Zarco que, en el primer escarceo con la muleta, lo golpeó en seco en el costado.
Alcanzó a prenderlo y desarrolló peligro, a pesar de lo cual, César le plantó cara con determinación para ligar meritorios pases. Con un pinchazo arriba y una estocada, finalizó su labor. Dio vuelta al ruedo.
Una oreja para Lalo
El francés Lalo de María enfrentó un astado deslucido de Arroyo Zarco. Destacó con su clase al correr la mano por bajo, a pesar de que el ejemplar terminó defendiéndose. Tras medio espadazo y varios golpes con el descabello, recibió un aviso, entre las palmas del público.
Al segundo del lote del francés De María, procedente de la ganadería Torreón de Cañas, lo recibió con larga cambiada de rodillas al hilo de tablas.
Inició la labor muleteril con una serie de cambiados por la espalda, para luego ligar tandas con la mano diestra. Por el otro pitón, el novillo desarrolló embestidas descompuestas. Con pinchazo y una estocada contraria, firmó el final de su participación, para pasear una oreja.
Aloi, contundencia en el ruedo
Bruno Aloi concretó con el capote un estupendo recibo al tercer novillo de la tarde, de la dehesa de Torreón de Cañas; ligó un ceñido quite.
De hinojos, en el centro del ruedo, ligó una serie de muletazos con empaque y reposo. Ya en pie continuó en ese son en tandas por ambos pitones.
Cuando el animal fue a menos, Bruno apretó más para alargar la faena, que remató con una estocada hasta la empuñadura, de efecto inmediato. Fue premiado con dos merecidos apéndices.
El séptimo, de Arroyo Zarco, con calidad y recorrido permitió al capitalino Aloi lucir en un quite por tafalleras.
Un original inicio con la muleta precedió a un traspié que le pudo haber costado una grave cornada. Se repuso para eslabonar un recital de toreo: primero por naturales con temple y hondura, luego por derechazos con sentimiento.
Fue una faena de gran contenido técnico y estético que puso al público de pie. La rúbrica fue una estocada entera para obtener otras dos orejas y rabo. Dio vuelta al ruedo con el ganadero Fernando Pérez Salazar.
El fallido acero
Andrés García, con lances muy lentos, empezó su labor y llevó al de Torreón de Cañas ―que fue deslucido y llevaba la cara a media altura―, a enfrentarse con el picador. Lo toreó con corrección y consiguió momentos de lucimiento. Concluyó de estocada entera.
Con el octavo toro, de Arroyo Zarco, que se prestó para el lucimiento, Andrés también centró a los asistentes con una primera tanda de pases ejecutados con las rodillas en tierra, para luego torear con elegancia y lentitud.
Al pasar el tiempo acortó distancias y se ajustó tanto que quedó expuesto y sufrió una voltereta. Volvió a torear con enjundia. Fallas con el acero lo privaron de obtener un trofeo.
Galardones
Al finalizar el festejo, la empresaria y presidenta de la Fundación Ángeles Taurinos, Tomasina, entregó el trofeo al ganadero triunfador, don Fernando Pérez Salazar; y al novillero Bruno Aloi.
Además, al inicio del evento se entregaron reconocimientos a Hugo Alejandre, representante de un organismo que fomenta la lectura entre la niñez y la juventud moreliana; así como al periodista Óscar Tapia.