Del Romanticismo a la Modernidad
Este 2024 se anuncia como un año marcado por varios aniversarios importantes en el contexto artístico y cultural de México y del mundo. Por ejemplo, el aniversario 50 de la muerte de David Alfaro Siqueiros o la conmemoración de los 85 años de la creación del INAH como organismo protector del patrimonio arqueológico e histórico de la nación.
Pero sin duda uno de los aniversarios más anunciados a nivel mundial, lo constituye el aniversario 150 de la primera exposición impresionista en París, para lo cual ya se preparan importantes eventos.
Y, ¿quién no se ha maravillado con las sugerentes pinceladas de una pintura de Monet, Renoir o Degas?
Aunque a primera vista se encuentran lejanas del contexto nacional, forman parte del imaginario artístico de todos: sus pinturas están inmersas en el canon de la historia del arte que se produce y reproduce desde los grandes museos del mundo, pasando por el cine y el marketing (tazas, libretas, etc), haciéndolas familiares a casi la mayoría de nosotros.
A pesar de que este grupo de rebeldes innovara como pocos en el campo del arte, sus obras son más reflejo del espíritu de su época, lleno de cambios e innovaciones sin precedentes en la historia de la humanidad, que de una inspiración casi etérea y automática en la genialidad de un artista abstracto de su realidad; es decir, no pintaron así solo porque sí.
Sus innovaciones fueron producto de un proceso histórico, artístico y cultural que se puede rastrear desde la Revolución Francesa hasta la Industrial, en una época en la que se rompió con la tradición en todos los sentidos.
Fue entonces en que los pintores dejaron atrás las representaciones de asuntos religiosos extraídos de La Biblia, la vida de los santos, los temas mitológicos o los retratos de las élites para enfocarse más en la vida misma: los paisajes, retratos de personas comunes y corrientes con emociones y esencias dignas de representar, la fiesta, la fuerza del mar, la intimidad de un desnudo, etc.
Y es que fue la Revolución Francesa la que trajo consigo la noción de un “arte para todos” que no se limitara a la aristocrática, función que hasta entonces había cumplido: la de adornar castillos y palacios de personajes ennoblecidos por el linaje. Fue la época en la que surgieron los primeros museos públicos, las academias y los llamados “salones”, que eran básicamente exposiciones que mostraban la producción de los artistas que ahora debían exhibir para vender.
El mercado dictaba nuevas condiciones: o los artistas se quedaban del lado de las convenciones y la seguridad de las fórmulas del pasado que aseguraban que el éxito se encontraba en representar con maestría la realidad tal cual era, o apostaban por un nuevo modo de representar la naturaleza.
Y en ese contexto nacieron los impresionistas, quienes ya no veían sentido a pintar un paisaje con las reglas enseñadas en las escuelas de arte en un mundo donde ya existían los daguerrotipos (ancestros de la fotografía) que ofrecían una imagen congelada de la realidad.
Ellos decidieron representar las gradaciones de luz que permiten dar volumen y solidez a los objetos, en un ejercicio que el ojo humano realiza de manera inconsciente. Para ello dejaron las condiciones artificiales de sus estudios y salieron al campo, a los puertos, a la vida, realizando sugestivos descubrimientos.
Sé que todo esto parece lejano, pero aquí en Zacatecas puede atestiguar y viajar por esta transición de la que he hablado muy brevemente. La exposición temporal Del Romanticismo a la Modernidad continúa abierta en el museo de Guadalupe, permitiéndonos transitar, a través de varias obras del museo Soumaya, en ese espacio de tiempo en el que el espíritu de los creadores y los nuevos progresos tecnológicos permitieron la emancipación del arte. Podrá encontrar bocetos de Degas, pinturas de Pissarro (del mismo grupo de los impresionistas, aunque menos conocido), Renoir e integrantes de la llamada escuela de Barbizon.
Cabe destacar que nuestro país también fue partícipe de estos procesos, sumándose a las Exposiciones Universales, que tenían como objetivo principal mostrar el progreso tecnológico y artístico de las naciones; unas pequeñas postales expuestas en la muestra son el recuerdo de aquellas participaciones.