ZACATECAS. Sobre la avenida García Salinas de Guadalupe, Isabel Borrego Orendain tiene su taller de restauración de arte Cucufato, el cual fundó en 2018. El olor de los solventes, las figurillas en proceso de reparación, junto con las pinturas, se roban la atención al entrar a este mágico espacio.
A este lugar le llegan los proyectos a la artista, uno de los más recientes en el Estado de México, donde debe restaurar el interior del templo San Vicente Diácono y Mártir, que se destruyó con el temblor de 2017.
La restauradora explicó que para esta tarea se necesita un material especial porque “si pintas en dos días diferentes se seca y quedan tonos distintos”.
Expuso que este proyecto consta de tres fases por lo que aún debe emprender otro viaje en febrero y después de Semana Santa.
Además, explicó que tiene otro proyecto grande en puerta, pues hará la intervención de 28 murales en una casona de Mérida, Yucatán.
UN GRAN REGOCIJO
Aunque son labores de mucho esfuerzo, Isabel Borrego comentó que el trabajo de restaurar siempre viene acompañado de grandes satisfacciones. Una de ellas es ver la felicidad de la gente que lleva su arte religioso a su taller.
Lo anterior, cuando ven el antes y el después de las figuras de los santos a los que son devotos.
“Es satisfactorio ver cómo tu trabajo le llega a la gente porque donde nosotros vemos una pintura o una escultura para ellos tiene mucho significado”, aseveró la restauradora.
En otro tema, señaló que los proyectos que han enriquecido su labor fue la intervención al mural Murmullos de Jade del museo Pedro Coronel.
También destacó la restauración de La Dolorosa del Templo de San Juan de Dios, una escultura que data del siglo 19 y es el principal personaje de La Procesión del Silencio.