MÉXICO. Hay historias que merecen ser contadas, y sobre todo recordadas. Para los taurinos mexicanos, nuestro máximo escenario, la Plaza México, representa un espacio para disfrutar nuestra más grande emoción. Tardes inolvidables, llenas de pasión, de emoción y, sobre todo, de grandeza.
Será el 5 de febrero cuando se cumplan 78 años de la inauguración de la Plaza México, un aniversario que hará historia.
La gran apertura
El máximo escenario de México fue inaugurado el 5 de febrero de 1946. Se trata de un recinto que asombró a propios y a extraños por ser, hasta la fecha, la plaza de toros más grande del mundo.
En un cartel digno del magno escenario: Luis Castro El Soldado, Manuel Rodríguez Manolete y Luis Procuna, con toros del hierro del entonces avecindado en Zacatecas de San Mateo.
Hicieron el paseíllo y comenzaron a escribir la historia de nuestro máximo escenario taurino.
El primer toro lidiado en la considerada Catedral del Toreo en México llevó por nombre Jardinero, cárdeno oscuro que estuvo herrado a fuego con el cabalístico número 33, y correspondió en suerte a El Soldado.
El segundo ejemplar fue bautizado por el ganadero Antonio Llaguno como Fresnillo. Toro negro, número 14, con el que el Monstruo de Córdoba cortó la primera oreja.
El tercero de la tarde llevó por nombre Gavioto, número 55, ejemplar negro lidiado por Luis Procuna, cuya actuación quedó grabada en la historia por ser el primer torero mexicano en cortar una oreja en La México.
Los animales que complementaron el encierro fueron Gallito, Peregrino, que fue devuelto y sustituido por Monterillo, y Limonero, el cierra plaza.
Pormenores de la inauguración
El primer capotazo lo dio el subalterno apodado El Chato Guzmán; el primer puyazo fue ejecutado por el varilarguero José Noriega El Cubano.
El primer par de banderillas también lo colocó El Chato al toro Jardinero; el primer muletazo fue ayudado por alto del torero mexicano El Soldado.
El juez de plaza fue Carlos Zamora y su asesor, Rosendo Benjar.
La capacidad en las barreras de la Plaza México es de 2 mil 270 personas; en primer tendido, 3 mil 274; en el segundo, 12 mil 792; en palcos, 833; en balcones es de 105 personas; en lumbreras tiene capacidad para 1 mil 279; y en las localidades generales, 20 mil 709.
Esto hace un total de 41 mil 262, aunque en llenos se ha tenido un registro de entre 45 a 48 mil aficionados.
La continuación de la fiesta inaugural
El segundo festejo se llevó a cabo el 16 de febrero con una plaza que no se llenó, a diferencia del día de la corrida inaugural.
En esta la segunda corrida sostuvieron un mano a mano el mexicano Silverio Pérez y el español Manuel Rodríguez Manolete.
Los toros fueron de la ganadería también zacatecana de Torrecilla.
Manolete cortó la oreja al toro Espinoso, segundo de su lote y cuarto del festejo; sin embargo, el triunfador fue Silverio Pérez, que cortó orejas y rabo al toro de nombre Barba Azul, quedando por ello también en la historia de este colosal escenario.
La tercera corrida se llevó a cabo el 25 de febrero, en la que hicieron el paseíllo de nueva cuenta Manuel Rodríguez Manolete y Luis Procuna, además de Rafael Perea El Boni, quien confirmó su alternativa.
Los toros nuevamente fueron del hato ganadero de Torrecilla. Una tarde donde el viento fue un factor en contra, siendo el triunfador Luis Procuna, con el corte de una oreja y una vuelta al ruedo con el segundo de su lote.
El cierre
El 9 de marzo se dio la cuarta corrida de esta breve serie inaugural con Joaquín Rodríguez Cagancho, Luis Castro El Soldado y Silverio Pérez, con otra corrida de San Mateo, dato que nos recuerda que en las cuatro corridas de apertura solo se lidiaron toros de ganaderías zacatecanas.
En el año de inauguración, además del rabo conseguido por Silverio Pérez, se cortaron cuatro rabos más, el 11 de diciembre de 1946, en una apoteósica tarde, pues ese mismo día, Lorenzo Garza cortó dos rabos a los toros Amapolo y Buen Mozo; en tanto que Manolete también cosechó orejas y rabo al toro Manzanito. Los toros pertenecieron al hierro de Pastejé.
Los propietarios
Para el 15 de diciembre de 1946, Fermín Espinosa Armillita cortó orejas y rabo de Nacarillo, de Piedras Negras.
En el mismo año de inauguración se montaron 40 novilladas, que conllevaron fuertes pérdidas económicas a Neguib Simón, entonces propietario, así como a sus hermanos.
Ante las fuertes deudas, en noviembre de 1946 decidieron vender la Ciudad de los Deportes S.A., incluida la Plaza México, siendo adquirida por el capitalista español Moisés Cosío, quien la conservó hasta su muerte en septiembre de 1983.
A partir de esa fecha pasó a manos de sus hijos Moisés y Antonio Cosío Ariño; sin embargo, al morir el primer heredero, la Plaza México pertenece desde entonces solo a Antonio Cosío.
La reapertura
Este 28 de enero se retoma la actividad en la Plaza México, con un cartel de grandes expectativas que conforman Joselito Adame, Diego Silveti y el peruano Andrés Roca Rey, quienes estoquearán una corrida de Tequisquiapan de Fernando de la Mora.