AUTLÁN DE LA GRANA. En una agradable tarde, el coso Alberto Balderas registró tres cuartos de entrada en la segunda corrida de carnaval mixta, en la cual resultó máximo triunfador el queretano Diego San Román, al cortar dos merecidas orejas, que le valió al final ser paseado en hombros.
Uno de sus alternantes, Arturo Gilio, estuvo cerca del triunfo, pero falló a la hora buena; otro de ellos, Arturo Saldívar, anduvo sin suerte.
Los Recortadores Españoles hicieron su espectáculo para dar vuelta al ruedo.
Se lidiaron seis toros bien presentados y serios de la dehesa de José Julián Llaguno, teniendo calidad el primero; noble y de buen juego fue el segundo; incierto resultó el tercero; el cuarto fue bravo y exigente; el quinto dio buen juego y se le aplaudió en el arrastre; y el sexto, exigente y enrazado.
Y como fin de fiesta, un toro de El Junco, que se prestó para el lucimiento de los Recortadores Españoles.
Silencio para Saldívar
En el toro que abrió plaza, que tuvo calidad, el hidrocálido Arturo Saldívar lanceó a la verónica y por chicuelinas con buena exposición.
En varas, el piquero Érick Morales sufrió un tumbo aparatoso sin consecuencias. Con la muleta, Saldívar empezó doblándose para realizar una buena faena, destacando su primera tanda derechista, aunque lo mejor vino por naturales, haciéndolo con temple y profundidad.
Al final, instrumentó algunos adornos y molinetes. Por desgracia, todo se vino abajo al fallar con la espada para ser silenciado.
Una ovación para San Román
El queretano Diego San Román, a su primero, noble y de buen juego, lo veroniqueó con gusto y mejor quitó por gaoneras ceñidas.
Con la sarga, supo aprovechar las condiciones del astado para realizar una faena en la que largó tela bien trazada, con profundidad, por ambos pitones.
Intercaló toreros adornos y, al final, acortó las distancias para terminar por darse un arrimón, como ya es costumbre en él, y así acabó cuajando pases de mucha importancia y emoción.
Malogró todo con el estoque, mató al segundo viaje y se le ovacionó en el tercio.
En su primero, incierto de juego, el coahuilense Arturo Gilio lo veroniqueó bien. Buen puyazo del varilarguero Héctor El Ruso Delgado.
Con la pañosa, Arturo, a base de actitud y firmeza, ejecutó una meritoria faena a un astado nada fácil, sobresaliendo pases por ambos lados, pero sin poder redondear.
Terminó al segundo viaje de media estocada y descabello para hacerse aplaudir.
Suertes dispares
Saldívar a su segundo, bravo y exigente, lo capoteó sin mucha confianza. En varas, el piquero David Vázquez fue derribado de forma aparatosa y resultó lesionado. Con la franela, Arturo le puso empeño, lo intentó, pero, nunca terminó de estar a gusto. Acabó de estocada trasera y descabello para tener silencio.
Con su segundo, llamado Clavijero, de buen juego, Diego jugó bien los brazos al veroniquear. En el tercio de varas, el montado Eduardo Rivera aplicó un buen puyazo.
Con la tela escarlata, Diego realizó un trasteo serio y verdadero, iniciando con doblones, para seguir con pases largos y profundos, estando dispuesto y valiente, jugándosela, evidenciando poder y haciendo un toreo más afinado.
Terminó imponiéndose y cerró con manoletinas ajustadas para matar de certera estocada y recibir las orejas como premio y, a los restos del toro, aplaudirles en el arrastre.
Un cierre formidable
Al que cerró el festejo, exigente y enrasado, Gilio lo veroniqueó con empeño. Su labor muleteril fue de menos a más.
Con talento fue metiendo en el engaño a su antagonista de manera firme y oficiosa. Le tomó el ritmo y la distancia para cuajar una faena importante que contuvo pases significativos por ambos lados que le fueron jaleados.
Abrochó con ceñidas manoletinas, pero la faena grande se malogró al fallar con el estoque para ser ovacionado.
Como fin de fiesta, salieron los Recortadores Españoles, quienes actuaron con un toro de la divisa de El Junco para emocionar al público a través de sus intrépidas y valientes evoluciones, como sus quiebros, cambios y recortes a cuerpo limpio, además de sus saltos espectaculares, haciéndolo tras cuerno, la silla y el viaje del ángel. Al final, fueron ovacionados en una vuelta al ruedo.
Concluida la función autlense, Diego San Román fue paseado en hombros.