TEXCOCO. Este sábado se desarrolló la novillada del Serial Taurino de la Feria Internacional del Caballo en Texcoco en donde el triunfador fue el novillero Bruno Aloi que cortó una oreja de peso y valía, imponiéndose al poco juego que dio el ejemplar que cerró plaza de la ganadería de Real de Saltillo.
Eduardo Neyra también tuvo una destacada actuación en su lote, pero las fallas con la espada le privaron de tocar pelo. Jorge Molina y César Pacheco se fueron de vacío. Complicado fue el juego de los novillos de Real de Saltillo, destacando el quinto, así como el segundo, que correspondió a la ganadería de Caparica.
LA SOLVENCIA DE EDUARDO NEYRA
Abrió plaza Zorrito, de la ganadería de Caparica, de 364 kilos, al que Eduardo Neyra saludó de larga cambiada de rodillas, en el quite se adornó con vistosidad por chicuelinas. Por bajo, y largo, comenzó su trasteo muleteril, Neyra, que antepuso la firmeza.
Las primeras series las marcó por el pitón derecho, buscando la ligazón ante el de Caparica que tuvo voluntad de embestir, pero muy poca fuerza, además se revolvía con prontitud. Por el izquierdo, se quedó más corto el novillo, aunque Neyra lo buscó, ligando una serie que remató por alto.
Al final, la apuesta fue por el pitón derecho, consiguiendo las embestidas francas de Zorrito, que siempre mostró la voluntad de acudir a la muleta. El cierre fue por manoletinas; en la Suerte Suprema pasaportó al segundo viaje para ser aplaudido, tras petición no concedida.
Conquistador de 438 kilos, el quinto de la tarde y segundo del lote de Eduardo Neyra, quien estuvo firme, convenciendo con el valor que puso desde que se abrió de capa. Determinación también tuvo con la muleta en un inicio prometedor, en el que ligó las series por el derecho.
Neyra fue construyendo una faena de calidad, con el trazo templado, se gustó y gustó a la afición. La faena fue a más, y aunque lo intentó por el izquierdo, tuvo menos recorrido. En los pasajes finales se le vio asentado, pero en la suerte suprema se puso pesado y terminó por escuchar dos avisos.
PACHECO Y EL ESFUERZO
Quijote de 353 kilos, de Caparica, segundo de la tarde, al que César Pacheco saludó de buena manera. Brindó a la afición, y por el izquierdo, buscó el poder en las primeras series, toque firme, dejando la muleta puesta ante la exigencia del novillo. Trazo muy largo, por lo que gustó en sus pasajes en el toreo al natural.
Por el derecho, también buscó el lucimiento, pero por este pitón poco tuvo el de Caparica. Faltó esa conjunción y entendimiento por parte de César, que al final dibujó las series más limpias, pues consiguió ligar sin esas pausas que desmerecieron. El novillo tardó en doblar, y la actuación de Pacheco, quedó en palmas.
Mágico de 403 kilos, para el zacatecano César Pacheco, quien estuvo valeroso con el capote, y en la muleta inició su trasteo de rodillas, firme y voluntarioso estuvo buscando las embestidas del de Real de Saltillo que poco se prestó para el lucimiento. No se dejó nada Pacheco que hasta el final lo dio todo. Dos avisos y palmas.
MOLINA, SIN OPCIONES
El tercero, Honorable de 402 kilos, del hierro de Real de Saltillo, para el novillero español Jorge Molina. El novillo complicado, muy suelto, rajado, buscando las tablas. Ahí, en esos terrenos, plantó cara Molina que se llevó una fuerte voltereta sin consecuencias.
Pesado con el acero se retiró entre palmas. Voluntarioso también ha estado Jorge Molina con Encantador, de Real de Saltillo. Pasajes aislados para retirarse en silencio.
ALOI Y LAS DOS CARAS DE LA MONEDA
Maestro, de 443 kilos, cuarto de la tarde, de la ganadería de Real de Saltillo, tocando en suerte a Bruno Aloi, que con la muleta buscó estar firme y por delante. Un novillo con genio, áspero, que se metía con peligro, al que buscó llevar con mando Aloi. Pesado con la espada, escuchó los tres avisos.
El sexto llevó por nombre Emperador y correspondió a Bruno Aloi, quien tuvo detalles pintureros con el capote. Se dobló con torería en un prometedor comienzo de faena que se desvaneció muy pronto, pues el de Real de Saltillo nuevamente huyó, buscando las tablas.
El mérito grande se lo ha llevado Bruno, que lo buscó, intentando sacar los pases. Porfió en las cercanías y extrajo buenos trazos en la parte final. Pasaportó de estocada certera y tras petición cortó una oreja.
Fotos: Manolo Briones