CIUDAD DE MÉXICO. Emoción y grandes sensaciones brindó en la Plaza México el encierro de la ganadería Rancho Seco que, en febrero del año pasado, inició los festejos por su centenario, que abarcaron hasta este domingo de 2024, cuando volvió a propiciar la alegría de los aficionados que presenciaron el triunfo de Puerta Grande del español Antonio Ferrera, quien regresó a la capital mexicana por sus fueros.
Dos orejas del tercer astado y tras otra gran faena al quinto ejemplar que malogró por fallos con el acero, donde no sumó más apéndices, lo llevaron a obtener el reconocimiento y el cariño de la concurrencia que hizo una estupenda entrada.
Francisco Martínez consiguió una oreja en el toro de su confirmación de alternativa; tuvo además una actuación entre altibajos, en la que dejó abierta la puerta hacia la ascensión, cuando logre sumar más rodaje en otros cosos del país.
Mientras tanto, El Zapata no tuvo un lote a modo, pero estuvo voluntarioso. Se disputó el trofeo La Banderilla de Oro y el torero de Tlaxcala, quien brilló en la cobertura de los palitroques en el quinto, lo recibió, tras votación popular.
Antonio, arropado por la afición
El español Ferrera cumplió con su capote en tonos azules ante el tercer ejemplar, donde la terna ejecutó un espectacular segundo tercio.
Ferrera conectó con los aficionados desde el primer muletazo, por el ajuste y el sentimiento que logró con el buen toro, que le permitió eslabonar una faena creativa e intensa que abrochó con una gran estocada para obtener dos apéndices, en consonancia con el arrastre lento que se concedió al ejemplar bautizado como Dentista.
El quinto ejemplar no le dio facilidades al hispano, aunque le permitió lucir su facultades al brillar en un arriesgado y bien cuajado tercio de banderillas, para dar paso a la faena muleteril que desarrolló templadamente por ambos pitones.
Fue en éstos donde sacó el fondo de bravura del animal de Rancho Seco, y aunque Antonio se recreó inicialmente por el derecho, terminó por bordarlo por el izquierdo.
Luego de no haber estado certero con el acero y escuchar un aviso, fue arropado por el cariño de los aficionados. Saludó en el tercio.
La confirmación de Martínez
Francisco Martínez recibió al primer toro del encierro de Rancho Seco, el de su confirmación, con dos largas cambiadas de rodillas; condujo al ejemplar hacia el picador, donde éste protagonizó una breve pero clara pelea.
Lució en la colocación de las banderillas. Tras concretarse la confirmación de alternativa ante el toro llamado Cucharito, se dio a torear con la mano diestra al ejemplar que mostró buenas cualidades y recorrido.
La faena transcurrió entre tandas de calidad, así como desarmes, por lo que el matador guanajuatense probó pitón izquierdo entre el vendaval, que desde las primeras horas del día se hizo sentir con rudeza.
Luego de una serie de manoletinas, consiguió una estocada entera en buen sitio. Fue premiado con una oreja, la cual fue protestada.
El sexto toro fue muy complicado, ante lo cual Martínez se esforzó por agradecer al público. Terminó por machetearlo, para luego despacharlo tras varios intentos y escuchar dos avisos.
La casta del tlaxcalteca
El Zapata ofreció al público un entonado primer lance, a cambio de un desarme posterior, dado los bríos con los que el segundo toro de la tarde salió al ruedo.
Invitó a sus alternantes a colocar los palitroques y la gente se le entregó tras concretar el tercer par.
Con la muleta realizó una faena técnica y aseada, por lo que el torero tlaxcalteca empleó recursos para mantenerse en la cara del burel, aunque la gente se impacientó y empezó a lanzar algunos pitos, por lo que el coleta se tiró a matar para terminar al segundo viaje con el acero.
Ante el cuarto, que fue deslucido y embistió calamocheando, Moreno destacó hasta que clavó el par monumental, ligado al violín, y remató esa parte de la lidia con gran esfuerzo.
Como el toro, de preciosas hechuras no se entregó a la muleta, el diestro de Tlaxcala sacó la casta y ligó meritorios muletazos entre la división de opiniones de la asamblea. Naufragó con espada y descabello para ser abucheado y recibir dos avisos.