AGUASCALIENTES. La Oreja de Oro quedó en manos del joven diestro mexiquense Sebastián Ibelles, quien cortó una oreja en una faena en la que prodigó el temple ante el toro más potable de todo el encierro de la ganadería de Julio Delgado, que fue premiado con arrastre lento.
En este paso de triunfo, quien también conquistó el corte de una oreja fue José María Hermosillo, con una faena de mucha determinación, jugando y apostando a vencer, pinchazo y estocada, de ahí que el trofeo le fuera protestado.
También destacó lo hecho por José María Pastor con el abre plaza, variado con el capote y una faena con variedad y solvencia.
José Mari Macías, André Lagravere El Galo y José Miguel Arellano vieron la otra cara de la moneda a pesar de los esfuerzos.
SE FUE SIN TOCAR PELO
Cafetero, de 560 kilos, del hierro de Julio Delgado, fue el toro que abrió plaza y correspondió a José María Pastor, quien se adornó en los saludos con largas cambiadas de rodillas, toreando después a la verónica y chicuelinas, imprimiendo la variedad.
La vistosidad también la imprimió en un quite por saltilleras para apostar cubriendo el Segundo Tercio, compartiendo con su compañero de cartel, André Lagravere El Galo, dejando ambos con solvencia.
Inició su faena de rodillas, sin duda, apostando con determinación y entrega, ligando después las primeras series por derecho, ofreciendo todo el de Julio Delgado en tablas.
Muletazos de poder dejó en una faena donde además tuvo la variedad y calidad, siempre imponiéndose con solvencia.
Se llevó una fuerte voltereta, pues por el izquierdo le estuvo avisando, por fortuna solo quedó en eso.
Los finales también fueron por derecho y la espada le privó de tocar pelo. Saludando en el tercio.
SIN NADA QUE OFRECER
Guajiro, de 550 kilos, segundo de la tarde, al que José Mari Manzanares lo toreó a la verónica, con parsimonia y elegancia, destacando también con un quite por gaoneras ante un novillo que fue muy ceñido, buscando el pitón derecho.
Al toro desde el inicio le faltó emotividad, además reflejó su poca fuerza. El animal tuvo peligro, siempre embistiendo con brusquedad y violencia y al que tuvo que forjar con poder la muleta de Macías.
El ejemplar continuó siendo incierto, el tlaxcalteca tuvo que tirar de él, tapando la cara, buscando someterle. Claramente se mantuvo siempre con esa voluntad, pero el toro no ofreció nada.
BRINDIS A PLACIDO DOMINGO
El tercer novillo de la tarde, Legendario, de 524 kilos, tocó en suerte a André Lagravere El Galo, quien estuvo breve con el capote, y en las banderillas, regresó el gesto al primer espada, José María Pastor, para juntos adornarse en tres buenos pares, desgranando la ovación del respetable.
Brindó su faena al tenor Plácido Domingo, presente en un palco de sol de la Monumental Aguascalientes.
El toro perdió las manos, poca fuerza, aunque con calidad. El Galo buscó llevarle a media altura, buscando estar a favor del ejemplar, para ayudarle; por eso los muletazos por derecho llevaron la despaciosidad.
El novillo fue muy noble, la pena fue que no le ayudara esa debilidad, pero en el intento jamás quedó por parte de Lagravere.
Lo que regaló el astado por el derecho tuvo lucimiento, empaque y torería. Se retiró entre palmas.
CORTE DE OREJA
Azafrán, de 588 kilos, fue el cuarto de la tarde, correspondiendo a José María Hermosillo. Le faltó casta, pero Hermosillo se plantó bien, buscando siempre los procedimientos para sacar los muletazos, pero el toro también se quedó muy corto.
El animal además fue tardo y no fue fácil para el hidrocálido que hizo una labor torera, siempre adelante.
Ligó tres pases en redondo, pegándose un arrimón ante un novillo muy aplomado, toreando muy en las cercanías.
Hermosillo hizo todo con tan poco, no cabe duda de que siempre con la verdad por delante. El Puntillero conocido como El Partículas levantó en dos ocasiones al toro, lo que hizo sombra a la buena espada de Hermosillo. Al final cortó una oreja que fue pitada.
CON LAS MANOS LLENAS
El quinto, Recuerdo, de la ganadería de Julio Delgado, para el torero mexiquense Sebastián Ibelles, que poco a poco fue tomando con fondo y formó una faena, buenos muletazos tuvo, corriendo la mano por el derecho, dando la hondura y profundidad a los derechazos que cuajó.
Serenidad y temple el conjunto que nos mostró Ibelles, que llevó a más en una faena que rompió con determinación, con las notas de la clase de un torero que hoy tuvo su mejor carta de presentación ante la afición hidrocálida.
El pulso lo llevó también por el toreo al natural, que largo, con las zapatillas bien plantadas.
Regresó por derecho, qué calidad, con esos aires de torero de antaño, plagado de sentimiento.
También el toreo en redondo acompañó esta buena labor aquilatada en ambos pitones. El ejemplar tuvo mucha nobleza, sin duda, y al final se convirtió en el respiro esperado.
El sexto de la tarde, Amuleto, con el que cerró plaza José Miguel Arellano, tuvo pasajes aislados, en una faena voluntariosa, con detalles, pero sin poder ir a más.
Fotos por Manolo Briones.