SEVILLA. Emilio de Justo protagonizó la actuación más completa de la tarde, supo entender muy bien a sus dos toros y cortar la única oreja de la corrida. Lo hizo al primero de su lote después de una faena de temple a un ejemplar bueno pero limitado de fuerza.
Al quinto le pudo cortar otra después de una faena con momentos de calidad, pero el toro tardó en caer y se enfrió el ambiente.
Ginés Marín dio una vuelta al ruedo en el sexto después de una tarde de entrega ante un lote con pocas opciones; en tanto, Cayetano no tuvo materia prima y se fue de vacío, a pesar de estar fácil con el capote en el novillo que abrió plaza.
COMPLEJA TESITURA
Cayetano estuvo fácil con el capote en el abre plaza. En la muleta comenzó con compostura por alto y el toro puso de manifiesto su justa fuerza.
Por este motivo, el de Garcigrande se defendió y terminó por pararse sin ofrecer posibilidades a Cayetano, que estuvo aseado y por encima, con un animal de nula transmisión.
Mató de buena estocada y fue silenciado. Cayetano tampoco pudo lucir de capa en el cuarto, un astado que no humillaba y se rebrincó en la brega.
Cayetano se dobló con él en el inicio de faena y después lo intentó con la derecha, pero nunca tuvo entrega por parte del Garcigrande, que en ningún momento descolgó ni transmitió nada.
Ante esta tesitura, Cayetano hizo bien en no prolongar la faena. Volvió a recetar una estocada.
LA CALIDAD DEL TOREO
Emilio de Justo buscó el lucimiento a la verónica en su primero. Blandeó a la salida del caballo el de Garcigrande y también en banderillas, lo que levantó algunas protestas.
De Justo aplicó temple y suavidad desde el principio para paliar la falta de fuerza del toro. Logró los mejores muletazos al natural, por donde el astado embestía con nobleza y recorrido.
Fueron tres series muy bien hilvanadas que hicieron sonar la música. Alcanzó un gran nivel el torero por ese pitón, en el que basó toda la faena.
Hubo calidad en su toreo y talento para afianzar y aprovechar a un buen ejemplar que estuvo limitado de fuerza. Mató bien y cortó la única oreja de la tarde.
Emilio de Justo dio algunos lances estimables con la rodilla flexionada al segundo de su lote. También se dobló con buena estética en el arranque de faena a un astado con más movilidad que fue a más y le permitió torear con largura y profundidad por el lado derecho.
Fueron tres series ligadas y bien rematadas. Por el izquierdo presentó más dificultad al hacer hilo constantemente.
Volvió a la derecha y la faena se entonó de nuevo. Mató de estocada trasera, pero el animal tardó en caer y no hubo suficiente petición.
GINÉS, INSISTENTE ANTE EL ASTADO
Ginés Marín no pudo lucir de capa en el tercero. El toro fue medido en el caballo; a pesar de ello tuvo poca transmisión en la muleta.
Marín lo supo entender y ligó sin apretarlo por el lado derecho. Cuando lo intentó al natural, el astado se mostró afligido. Por eso volvió a la derecha para apurar las últimas embestidas en una labor de mérito.
Mató de estocada y fue ovacionado. El sexto manseó en los primeros tercios y se mostró muy distraído, manifestando su mansedumbre.
Marín lo intentó domeñar en principio, pero el ejemplar no tuvo clase e incluso le dio algún que otro susto.
No había materia prima, pero Ginés no se dio por vencido, le buscó las vueltas y con oficio y entrega lo fue metiendo en la muleta por el lado derecho.
Por el izquierdo fue imposible, porque desarrolló peligro. Tuvo mérito al insistir con la derecha y sacar todo el partido posible antes de matar de estocada y dar una vuelta al ruedo.