Antes de la batalla
En febrero de 2015, días antes de una sentida huelga universitaria, fue presentado el libro Antes de la batalla (Conaculta, gobierno del estado de Zacatecas, 2014).
Viene a colación, nueve años después, para reiterar algunas ideas que subyacen en el texto. El libro lo integré con notas iniciales hechas para una investigación sobre la política decimonónica estatal (El grupo masón en la política zacatecana, 1880-1914). Las notas, o historia por fragmentos, circularon en periódicos impresos regionales –con páginas en red-, artículos, libros y como plus, diariamente se difundieron en radio en el primer semestre de 2014.
El fin era indicar, de indicios, el acontecer de la Revolución, en el estado de Zacatecas. En el ir público, se tuvieron en cuenta los eventos, evitar las explicaciones generales, reducir el bronce de los posteriores héroes y dimensionar los campos de acción de los sujetos de aquellos lares.
Se congenia con una idea: la Revolución comprendió diferentes expresiones regionales (Chihuahua, Sonora, Coahuila, San Luis Potosí, Tlaxcala, Morelos, Oaxaca, Chiapas), diferentes formas de procurar cambios al status conformado en el dominio del liberalismo autoritario del siglo XIX.
En Zacatecas, la Revolución (1908-1917) fue encabezada inicialmente por católicos antirreeleccionistas (Juchipila-San Juan Bautista del Teul). Las propuestas agrarias fueron tardías y foráneas (adopción del Plan de Ayala en 1914-1915; reforma agraria de los años de 1920 y 1930).
Las propuestas obreras y de sectores urbanos, todavía más tardías, estuvieron ligadas a las demandas democráticas que el liberalismo no cumplió o impedían dinámicas de circulación de grupos (catolicismo social, sociabilidades de lectura y mutualistas).
Los liberales en-vueltos oposición no levantaron armas ni erigieron liderazgos, aunque sí se hicieron de esferas políticas y del poder (constitucionalismo y recurrir al electoralismo).
Los antirreeleccionistas fueron una red de relaciones políticas con alcance nacional. En la red participaron clubes políticos, sociedades de lectura, mutualistas de trabajadores urbanos, juntas patrióticas y redactores de periódicos con influencia local.
También estuvieron presentes los excluidos de la política regional: los liberales opuestos a la conciliación con la Iglesia católica; los republicanos de pueblos que reivindicaban sus derechos ancestrales; católicos que demandaban su derecho a ejercer una ciudadanía activa; los pequeños propietarios, los trabajadores y clasemedieros de las ciudades, como los profesores, estudiantes, protestantes y masones. Pero no hubo un líder, no existió un grupo coordinador.
En Antes de la batalla, para hacer giro y contrapunto a las narrativas de las armas y el festín de las balas -usan la batalla de 1914 como el referente-, los hilos fueron el parsimonioso trabajo legislativo.
No se obvió a los gobernadores y la imperceptible labor de tres anónimos de entonces: Ramón López Velarde, Manuel M. Ponce y Francisco Goytia. Se dio lugar a las novedosas máquinas de escribir, los automóviles, las sociabilidades populares, los contenidos de libros, lecturas y los transeúntes de calles empedradas.
No entramos a las residencias, aunque lo intentamos con los indicios conseguidos. No era una historia del o desde el poder. En Antes de la batalla se anotó: el triunfo del constitucionalismo sobre el general Huerta y los líderes regionales (Francisco Villa y Emiliano Zapata), permitió formular un nuevo pacto en México: la Constitución de 1917.
La siguiente entrega: qué lugar tiene la batalla de junio de 1914, en la historia de la Revolución en Zacatecas.
Posdata:
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