Microfábricas
Hace algunos días curioseaba en LinkedIn. Ya les he compartido en otras colaboraciones algunas de sus bondades y sinceramente es una de mis redes sociales favoritas, la considero un espacio abundante de comunidades en las cuales se puede acceder con facilidad a contenidos interesantes, en tendencia e interactuar con expertos de distintos ramos para aprender cosas nuevas y útiles, además de tener la posibilidad de tomar cursos y postular para algún empleo.
En ese viaje que hice por la red me encontré con un concepto que llamó enseguida mi atención: las micro fábricas o microfábricas (ambas son correctas) y me dispuse a investigar.
¿De qué se trata? La página de The World Economic Forum publica al respecto que son: “pequeñas y medianas instalaciones de fabricación modular que utilizan tecnología punta, como la inteligencia artificial, para optimizar sus operaciones” (Klein, 2024).
Como sabemos, entre los intereses más destacados que motivan a las empresas a innovar, se sitúan: lograr menores costos, reducir los márgenes de error, evitar el dispendio de recursos y por supuesto, ampliar sus márgenes de utilidad, objetivos que se ven favorecidos por esta nueva modalidad de producción que se inserta en el modelo de Industria 4.0.
Las microfábricas pueden generar ahorros significativos de costos, eficiencia y energía si se comparan con las fábricas tradicionales.
Otras características que las hacen altamente atractivas, son: ofrecen una nueva flexibilidad y una capacidad para crecer atendiendo a las demandas sin perder las cualidades que le agregan valor (escalabilidad), cualidades que las convencionales de mayor tamaño tienen dificultades para lograr, consumen menos energía y, al incorporar tecnologías más eficientes, evidentemente requieren menos cantidad de personal (Klein, 2024).
Entre las tecnologías que sostienen el funcionamiento de las microfábricas, se pueden citar: la inteligencia artificial, el aprendizaje automático, los macrodatos y otras innovaciones que facilitan la eliminación de residuos, la optimización de procesos y la personalización para sus clientes.
Otro aspecto a destacar de ellas, se relaciona con una temática por demás importante en la agenda mundial: la sostenibilidad, en tanto que parecieran alcanzar mayores niveles de ésta, que los modelos tradicionales, ya que gastan menos agua, energía y productos químicos.
Ésta es la razón por la cual varios expertos consideran que podría convertirse en piedra angular para la manufactura en un futuro cercano y dominarla.
Otros beneficios tienen que ver con mejoras en el costo-efectividad, mayor facilidad de reparación y mantenimiento y más posibilidades de personalización que se adaptan perfectamente a las características de un mercado cambiante pleno de consumidores con necesidades muy específicas y transitorias.
Como es posible notar, ofrecen grandes ventajas, aunque persiste la duda en el aire, respecto de si éstas podrían sustituir en su totalidad a las convencionales de gran tamaño.
A pesar de todo, por ahora a las microfábricas se les visualiza como la industria del futuro, aun cuando se reconoce que la principal dificultad que enfrentan las empresas al momento de tomar la decisión de adoptar este modelo de fabricación, tiene que ver con la falta de claridad que existe acerca de cuáles de sus procesos pueden optimizarse a partir de estas, lo cual, según Klein, impide tener una visión concreta de si están en el buen camino en sus viajes de transformación digital de la industria 4.0.
Como es de suponerse, existen diversas experiencias en el mundo respecto de la incorporación de este modelo de fabricación, tal y como lo es la industria automotriz, específicamente la empresa británica Arrival, que ha logrado importantes beneficios como la reducción de sus costos de producción y la mejora en la personalización de los bienes que confecciona.
Es interesante la manera en que la tecnología produce cambios trascendentes en los esquemas de producción, rompiendo antiguos paradigmas que han prevalecido por siglos en la actividad económica, en este caso el de sostener que las grandes fábricas, a partir de la producción a gran escala, tienen invariablemente menores costos, hoy en día el modelo de las microfábricas parece demostrar precisamente lo opuesto, abriendo con ello nuevas oportunidades para las empresas, para los consumidores y también para la investigación.