AGUASCALIENTES. Sin duda uno de los oficios más admirables dentro de la tauromaquia es precisamente la crianza del toro bravo, una labor incansable e inquebrantable de los ganaderos.
Nadie cría por cuatro años o más un novillo al que no se le tenga fe, con el que no se sueña una faena de antología, la bravura y la clase.
Con esa ilusión llegó a la Monumental Aguascalientes uno de los hierros que más triunfos firmó en el último año, una camada de buenos resultados en diversas plazas y, por tanto, una apuesta interesante dentro del Serial Taurino, como lo es Boquilla del Carmen.
Desafortunadamente el adagio se cumplió y la tarde de expectación no terminó como tal.
Fue un encierro de escaso juego, con la salvedad del primero que tuvo esa nobleza, y resultó una pena que se partiera el pitón en el cuarto, con el que Emilio de Justo fue excelso con el capote.
La tarde se fue sin trofeos, quedando buenos momentos, el capote y la muleta de Emilio de Justo, el esfuerzo de Sergio Flores y un Alejandro Adame buscando convencer con el cierra plaza.
La clase de Emilio de Justo
Vinatero, de 535 kilos, de la ganadería de Boquilla del Carmen, el abre plaza para el diestro español Emilio de Justo que se abrió de capa con la parsimonia y elegancia al dibujarse por verónicas y chicuelinas.
La solera de Emilio continuó con un ceñido quite por chicuelinas tras la Suerte de Varas.
El torero inició por bajo, pinturero y con clase, caminando con suavidad con el ejemplar a los medios.
De Justo, los días previos, tentó en la casa ganadera de Manuel Sescosse, entendiendo a cabalidad la embestida. Todo lo hizo con eterna quietud, muy despacio, suave cada muletazo por pitón derecho.
Se tuvo que dejarle la muleta en la cara y así rindió también por el izquierdo, prodigándose con naturalidad.
El toro que de salida fue muy suelto, cambió en la muleta, regalando ese fondo de nobleza, esa fijeza y acompañamiento.
Fue una faena medida, y toda la potabilidad la extrajo, dejando un final muy pausado.
La ración de acero no fue suficiente, usando la espada corta y acertando al primer golpe. Saludó con fuerza en el tercio.
Escritor fue un toro de alegre salida, con mucha clase embistiendo en el capote de Emilio de Justo que con solera y empaque se recreó por verónicas.
Una pena, que un animal tan prometedor se estrellara en el burladero y se partiera el pitón.
Salió el cuarto bis, Guantero, muy protestado de salida por su presencia. De Justo firmó otro buen saludo con el percal, jugando las muñecas y firmando lances a la verónica.
El torero español fue con toques suaves y precisos, pues el novillo apuntó la poca fuerza, por derecho sacó muletazos con empaque, pues supo llevarlo muy largo y templado.
Muy relajado, asentado en los riñones, con la clase de su toreo y la verticalidad. Sin duda, al ejemplar le ayudó esa nobleza, y a Emilio el saber entenderlo, pues lo llevó con pinzas, muy deletreado y pausado. Pinchó y quedó su actuación en palmas.
El esfuerzo de Sergio Flores
El segundo, Platerito, de 486 kilos, para Sergio Flores que brindó su faena de muleta al ganadero Ramiro Alatorre.
Muletazos por alto en el comienzo de su trasteo, el toro fue muy incierto de salida, sin definición, por lo que el tlaxcalteca buscó un buen planteamiento.
Un ejemplar con embestidas muy descompuestas, pero Flores plantó cara y le sacó los muletazos por pitón derecho, porfiando ante la brusquedad, con solvencia y técnica.
Por el izquierdo, una serie, pero el toro dando todo a cuenta gotas. El animal, cuando se definió, se agarró al piso.
Sergio estuvo buscando, acortó las distancias y se arrimó con valor y determinación.
Bernardinas, y al final un pinchazo hondo y un golpe de descabello para retirarse entre palmas.
El quinto de la tarde, Condecito, de 484 kilos, tuvo también muy poca fuerza, perdió las manos desde el saludo capotero y en la muleta Sergio Flores buscó extraer los muletazos por el derecho.
Porfió al final con buenos derechazos y con una dosantina deletreada, nada se dejó hoy el torero tlaxcalteca que se retiró entre palmas.
Alejandro Adame y la disposición
El tercero de la tarde, Gallero, de 502 kilos, primero del lote de Alejandro Adame, que buscó el entendimiento con el de Boquilla del Carmen. Muletazos por alto en un comienzo firme de faena, pero todo fue muy poco debido a la sosería del toro.
Alejandro Adame estuvo voluntarioso y buscando las vueltas que no tuvo el animal. Fue silenciado.
El cierra plaza, Fugitivo, de 496 kilos, permitió a Alejandro Adame realizar un chicuelinas ajustadas en su saludo capotero.
En la faena de muleta se fue encontrando Alejandro Adame con la nobleza del de Boquilla del Carmen, al que llevó con mucha hondura y muy templado, ligando las series por el izquierdo, donde también lució. Una pena que el toro durara muy poco.
Adame mostró los recursos técnicos, y teniendo la posibilidad de cortar una oreja, la colocación de la espada le privó de ello. Saludó en el tercio.