MADRID. Cuando parecía que la tarde no remontaría, llegó el cuarto astado para cambiar el rumbo.
Embeodado, de El Toreo, permitió la expresión más plena de David Galván en el ruedo de Las Ventas.
Es, lo hecho por Galván, una muestra de la fidelidad a su interpretación, de ser un torero lleno de pureza que se respeta. No sale de las líneas y logró con ello convencer al público que lo vio en un gran nivel.
Paladear faenas como la de Galván a Embeodado se vuelve exquisitez para los más exigentes, los que acompañaron a ritmo su muleta.
La oreja de ley, de las que pesan en Madrid, y por la que había esperado ya el torero que sin duda, llegó para convencer.
La misma historia no fue para un Álvaro Lorenzo que si bien nos mostró lo que fue por el izquierdo el quinto, Espadachín, no vimos levantar el vuelo, pues se quedó con muchos más pases el de El Toreo.
Ángel Téllez y una firmeza seca. Dos volteretas en el cierra plaza, que tuvieron las notas del valor, pero para él, fue una tarde más.
La seriedad de los novillos de El Toreo merece una mención importante: ejemplares bien presentados, dignos de Las Ventas.
La clase de David Galván
El abre plaza fue Vistalfrente, de la ganadería de El Torero, correspondiente a David Galván.
El novillo tuvo mucho peligro, le avisó desde el capote, y lo mismo con la muleta en el comienzo de faena; se metía con peligro, derrotando, pero muy firme estuvo Galván, que buscó la pelea con claridad y de frente.
Terminó por inventarse la faena donde claramente no había lugar a un trasteo aseado o templado, además, costeó con el fuerte viento, que se sumó a las protestas de un sector que le exigió mucho hoy a Galván. Gran estocada que le valió una ligera petición de oreja, que no trascendió, saludando en el tercio.
El cuarto de la tarde y segundo del lote de David Galván fue Embeodado, que puso todo cuesta arriba en los primeros tercios. Nadie imaginaría la obra que estaba por escribirse.
Rotundo David Galván que desplegó su empaque y el toreo artístico y de sentimiento. Cuajó una faena rotunda en la que se mostró con ese temple en plenitud.
Galván le enseñó a embestir al novillo, con un trazo preciso y un dominio absoluto de los tiempos llevó con tersura la muleta por ambos pitones, orquestando una faena que sin duda hizo sentir a Madrid entero.
David Galván finalmente hizo rugir Madrid con una excelsa faena plagada de torería, temple y verdad, muletazos y trincherazos con un gusto exquisito y un temple maravilloso.
Estuvo certero con la estocada para tener petición mayoritaria del público que se concedió, plagada de ley y justicia.
La apuesta sin terminar de Lorenzo
Vaticano fue otro imponente toro de salida que tocó a Álvaro Lorenzo y que planteó por bajo los primeros muletazos.
El toro muy pronto cambió de condición, se fue quedando, muy deslucido, agarrándose más al piso, y por el derecho dando a cuentagotas. Por el izquierdo, sin ser un dechado de virtudes, ofreció una tanda en la que pudo ajustarse más Lorenzo, que convencido que era este el pitón donde podía extraer algo más intentó una segunda tanda.
Lo demás fue el notable esfuerzo de convencer, pero no se tuvo mayor emoción y transmisión al tendido. Silencio tras pasaportar al primer intento.
Espadachín, el quinto, al que Álvaro Lorenzo llevó con mucha suavidad en su prometedor inicio de faena.
Qué largos fueron los muletazos por el derecho, pero la profundidad con el izquierdo fue infinita. En la segunda serie por este pitón también lució en los naturales, muy templados.
Portentosa serie por el derecho de cuatro muletazos asentados, un cambiado de mano largo y ese pase de pecho que estalló un olé profundo. Pinchazo.
Tarde de poca transmisión de Téllez
Frunceojos, otro novillo serio, imponente de cornamenta y con esa exigencia que tuvieron los dos anteriores.
Ángel Téllez apenas desplegaba su muleta y ya se le metía el toro. Esta tarde sin duda fue ir contracorriente, animales encastados, descompuestos. Lo que se tenía que hacer, se hizo. Frunceojos mantuvo ese peligro sordo. Un torbellino descompuesto fueron sus embestidas.
Muy dispuesto y firme Ángel Téllez, pero no pudo conectar con los tendidos. Fea forma de hacer la suerte. Pitos tras aviso.
Con el cierra plaza, al final, puso el valor ante un toro con peligro y con pocas opciones. Se llevó dos volteretas sin consecuencias. Muy pesado estuvo con la espada y le sonaron los dos avisos.