CANCÚN, QR. En la estación del Tren Maya, a medio terminar, el Presidente Andrés Manuel López Obrador abordó de nuevo la máquina acompañado por gobernadores de Morena, esta vez para hacer una cuarta inauguración en un recorrido que a la vez será una despedida.
Los funcionarios llegaron en sus autos privados. Los ciudadanos que arribaron desde el aeropuerto pagaron mil 700 pesos por un taxi hasta la estación, ubicada a cinco kilómetros, más del doble que los 729 pesos que pagan los turistas de Cancún a Mérida.
Y aunque se busque, todos cobran lo mismo para ir a la megaobra. Un autobús gratuito tiene sólo dos salidas por la mañana antes de las 11:00 horas, y los taxis de aplicación son multados con 12 mil pesos si la Guardia Nacional los descubre recogiendo pasajeros.
A las inauguraciones del Tren del 15 de diciembre, de Campeche a Cancún; del 31 de ese mismo mes, de Cancún a Palenque, Chiapas, y del 29 de febrero de Cancún a Playa del Carmen, se suma ahora el anuncio del estreno del tren con restaurante y camarotes con cama, baño y regadera.
Afuera, los obreros de chalecos naranjas continúan las obras de un puente sobre la autopista a Mérida que libre la entrada.
Los jardines siguen sin terminar, los eléctricos revisan las cajas de cables y ya en la entrada principal, recién terminada, hay dos locales de frituras y refrescos calientes por falta de la instalación eléctrica .
«Ya en una semana nos van a conectar las máquinas», dijo el vendedor que ofrecía, por cinco pesos más, el hielo en vaso, en el pasillo con huecos cubiertos por mantas de «Futuro local comercial».
Es un día de aire y sol en la punta de la Península de Yucatán. Adentro, los asientos tienen mesitas, aire acondicionado, conectores de USB, aunque no está abierta la cafetería.
López Obrador cumplió su promesa de que lloviera, tronara o relampagueara, inauguraría en diciembre pasado el Tren Maya, de mil 554 kilómetros y costo inicial de 140 mil millones, aunque no está terminado y el costo subió a 500 mil millones. Lo ha inaugurado tres veces, eso sí. Este viernes, subió a los gobernadores de Morena, o afines, para presumirles el nuevo tren con restaurante y camarote.
«El Jaguar Rodante está muy cerca de recibir a su hermano mayor para que pasajeros de todo el mundo puedan dormir en medio de la selva y mirar las estrellas y la maravilla del cielo, desde su camarote del Tren Maya», dijo el 22 de julio Maite Ramos, directora de la empresa Alstom, constructora de los vagones.
«Queremos hacer la promoción, invitar en primer lugar a los mexicanos, a nuestros paisanos mexicanos del País, los que están en el extranjero, en Estados Unidos, invitarlos porque es algo único», agregó el Presidente.
En sus primeros 8 meses de funcionamiento, desde la primera inauguración, el Tren Maya ha transportado a 340 mil 622 pasajeros, según su director, el General Óscar David Lozano Águila, muy por debajo de los 3 millones que proyectó anualmente.
López Obrador llegó este viernes más de una hora y media tarde. Bajó por una escalera eléctrica de las que sí funcionan junto con Claudia Sheinbaum, su sucesora a partir del 1 de octubre, y su esposo, quienes fueron directo al vagón de enfrente, donde se dice que está el restaurante. Hasta atrás está el de camarotes, pero hoy el acceso está cerrado.
La primera parada programada será en Chichén Itzá. López Obrador y sus invitados harán un recorrido y luego retomarán el tren hasta Teya, en Mérida.
El Presidente informó que habrá una comida de despedida de los Gobernadores, aunque no ha confirmado si ya a esta hora estarán comiendo en el restaurante del tren o si será hasta la llegada.
En el vagón de atrás ya comienza a pasar un carrito que reparte chicharrones y papitas, ya hubo otra inauguración.